domingo, 28 de julio de 2019

Ayuna de preocupaciones inútiles: llénate de confianza en Dios.

EL AYUNO QUE AGRADA AL SEÑOR

Ayuna de juzgar a los demás; descubre al Cristo que vive en ellos.

Ayuna de decir palabras que lastiman a los demás: llena tu boca de frases que sanan y suavizan.

Ayuna de mostrarte descontento: llénate de palabras de gratitud.

Ayuna de enojos y protestas: llénate de paciencia.

Ayuna de pesimismo: llénate de esperanza cristiana.

Ayuna de preocupaciones inútiles: llénate de confianza en Dios.

Ayuna de quejarte: llénate de admiración por las maravillas que te da la vida.

Ayuna de presiones y de insistencia: llénate de una oración incesante.

Ayuna de amargura: llénate de perdón.

Ayuna de darte importancia a ti mismo: llénate de compasión por los demás.

Ayuna del ansia por tus cosas y propiedades: comprométete en la difusión del Reino de Dios.

Ayuna del desaliento; llénate de entusiasmo por tu fe.

Ayuna de todo lo que te separa de Jesucristo: llénate de todo lo que te acerca a Él.

Espíritu Santo que has conducido a Jesús al desierto, donde Él ha ayunado por cuarenta días y cuarenta noches, por intercesión de la Virgen María, Madre de Jesús y Madre mía, ayúdanos a ayunar así como Tú quieres.

Envió:: Tihamér Kalmán Tóth


Hermanos: Los profetas, cuando predijeron la gracia destinada a ustedes, investigaron también profundamente acerca de la salvación de ustedes.
Ellos trataron de descubrir en qué tiempo y en qué circunstancias se habrían de verificar las indicaciones que el Espíritu de Cristo, que moraba en ellos, les había revelado sobre los sufrimientos de Cristo y el triunfo glorioso que los seguiría. Pero se les dio a conocer que ellos no verían lo que profetizaban, sino que estaba reservado para nosotros. Todo esto les ha sido anunciado ahora a ustedes, por medio de aquéllos que les han predicado el Evangelio con la fuerza del Espíritu Santo, enviado del cielo, y ciertamente es algo que los ángeles anhelan contemplar.
Por eso, viviendo siempre atentos y vigilantes, pongan toda su esperanza en la gracia que les va a traer la manifestación gloriosa de Jesucristo.
Como hijos obedientes, no vivan conforme a las pasiones que tenían antes, en el tiempo de su ignorancia. Al contrario, así como es santo el que los llamó, sean también ustedes santos en toda su conducta, pues la Escritura dice: Sean santos, porque yo, el Señor, soy santo.
Palabra de Dios.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro
1, 10-16

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El Señor quiere a los cristianos corrientes metidos en la entraña de la sociedad, laboriosos en sus tareas, en un trabajo que de ordinario ocupará de la mañana a la noche. Jesús espera que no nos olvidemos de Él mientras trabajamos. Jesucristo es lo más importante de nuestro día, de nuestra vida, por eso cada uno de nosotros debe ser alma de oración siempre y mantener su presencia a lo largo de la jornada. s.J.M.Balaguer

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