Sal 55, 10.11-12.13.14
Caminaré en la presencia del Señor.
Yo sé bien que el Señor está conmigo; por eso en Dios, cuya promesa alabo, sin temor me confío. ¿Qué hombre ha de poder causarme daño?
Caminaré en la presencia del Señor.
Te debo, Señor, las promesas que te hice; te las cumpliré con acción de gracias, porque libraste mi vida de la muerte, mis pies de la caída; para que camine en la presencia de Dios, mientras tengo la luz de la vida.
Caminaré en la presencia del Señor.
Salmo 97
El Señor ha revelado a las naciones su justicia.
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria.
El Señor ha revelado a las naciones su justicia.
El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel.
El Señor ha revelado a las naciones su justicia.
La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor.
El Señor ha revelado a las naciones su justicia.
Cantemos al Señor al son del arpa, suenen los instrumentos. Aclamemos al son de los clarines al Señor, nuestro rey.
El Señor ha revelado a las naciones su justicia.
Dios es amor, y quien permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en él.
las almas se mejoran con el tiempo, San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios
Para comprender es preciso mirar a los demás en lo mucho que tienen de positivo, y ver sus fallos solo en un contexto de buenas cualidades, reales o posibles, y con el deseo de ayudarles. “Procuremos siempre mirar las virtudes y cosas buenas que viéremos en los otros, y tapar sus defectos con nuestros grandes pecados”, aconsejaba Santa Teresa de Jesús. Y San Bernardo exhortaba vivamente: “aunque vierais algo malo, no juzguéis al instante a vuestro prójimo, sino más bien excusadle en vuestro interior. Excusad la intención, si no podéis excusar la acción. Pensad que lo habrá hecho por ignorancia, o por sorpresa, o por desgracia. Si la cosa es tan clara que no podéis disimularla, aun entonces procurad creerlo así, y decid para vuestros adentros: la tentación habrá sido muy fuerte”San Bernardo.
Del Señor hemos de aprender a saber convivir con todos, a no tener demasiado en cuenta las faltas de correspondencia, de educación o de generosidad de quienes nos rodean, fruto muchas veces de su ignorancia, de su soledad o de su cansancio. El bien que pretendemos llevar a cabo está por encima de esas pequeñeces que, en la presencia de Dios, dejan de tener importancia. “Frecuentas el trato de ese compañero que apenas te da los buenos días..., y te cuesta. “-Persevera y no le juzgues; tendrá “sus motivos”, de la misma manera que tú alimentas los tuyos para encomendarle más cada jornada”San Josemaría Escrivá, Forja, n. 843. Esos “motivos” nuestros que tienen su origen y su centro en el Sagrario.
Sal 15, 1-2a.5.7-8.9-10
Señor, tú eres mi único bien.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti. Yo digo al Señor: "Tú eres mi dueño, mi único bien". Señor, tú eres mi alegría y mi herencia, mi destino está en tus manos.
Señor, tú eres mi único bien.
Bendeciré al Señor que me aconseja, hasta de noche instruye mi conciencia. Tengo siempre presente al Señor: con él a mi derecha jamás fracasaré.
Señor, tú eres mi único bien.
Por eso se me alegra el corazón, hacen fiesta mis entrañas, y todo mi ser descansa tranquilo; porque no me abandonarás en el abismo, ni dejarás a tu fiel experimentar la corrupción.
Señor, tú eres mi único bien.
Una Palabra para meditar durante este dia
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 3-9 Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, por su gran misericordia, porque al resucitar a Jesucristo de entre los muertos, nos concedió renacer a la esperanza de una vida nueva, que no puede corromperse ni mancharse y que él nos tiene reservada como herencia en el cielo. Porque ustedes tienen fe en Dios, él los protege con su poder, para que alcancen la salvación que les tiene preparada y que él revelará al final de los tiempos.
Por esta razón, alégrense, aun cuando ahora tengan que sufrir un poco por adversidades de todas clases, a fin de que su fe, sometida a la prueba, sea hallada digna de alabanza, gloria y honor, el día de la manifestación de Cristo. Porque la fe de ustedes es más preciosa que el oro, y el oro se acrisola por el fuego.
A Cristo Jesús no lo han visto ustedes y, sin embargo, lo aman; al creer en él ahora, sin verlo, se llenan de una alegría radiante e indescriptible, seguros de alcanzar la salvación de sus almas, que es la meta de la fe.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Reflexion de IESVS.
Hoy puede ser una buena ocasión para que examinemos valientemente en la intimidad de nuestra oración qué nos mueve en nuestro actuar, dónde tenemos puesto el corazón: si cuidamos con esmero las cosas de nuestro hogar y los bienes que usamos; si actuamos con la conciencia clara de ser sólo administradores que han de dar cuenta a su verdadero Dueño, Dios nuestro Señor; si llevamos con alegría las incomodidades y la falta de medios; si somos generosos en la limosna a los más necesitados y en el sostenimiento de obras buenas privándonos de cosas que nos agradaría poseer... Sólo así viviremos con la alegría y la libertad necesaria para ser discípulos del Señor en medio del mundo.
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