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martes, 26 de marzo de 2019
domingo, 10 de marzo de 2019
La Reina de la Paz en el Mensaje, 25 de mayo de 2001, nos invita a bendecir, cuando dice: “¡Queridos hijos! En este tiempo de gracia los invito a la oración. Bendigan y busquen la sabiduría del Espíritu Santo…”.
Las diversas formas de oración y como orar con el corazón
Padre Gustavo Jamut
1° parte
Introducción
Durante el Congreso Iberoamericano de María Reina de la Paz que hemos tenido en Honduras, prediqué sobre las diversas formas de oración que nos presenta el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) y la concordancia y sintonía que existe con lo que nos enseña la Reina de la Paz en sus Mensajes.
Comparto esta enseñanza para quienes participaron del Congreso, y que me pidieron hacerles llegar mis notas, pero de modo especial para quienes no pudiendo participar del Congreso, tienen el deseo de seguir desarrollando la vida espiritual como hijos de la Iglesia y de la Virgen Santísima.
Los Congresos de la Reina de la Paz, así como también cuando participamos en retiros espirituales, peregrinaciones, y sobre todo en los grupos de oración, son magnificas oportunidades para reflexionar sobre las diversas formas de oración que nos ha enseñado N.S. Jesucristo, y que nos recuerda la Iglesia, especialmente a través del Catecismo, y la Reina de la Paz en la escuela de espiritualidad y vida que nos brinda a través de su Mensajes.
Sería bueno no olvidar, que todo lo que aprendemos y recibimos, es para compartirlo con los demás. Somos llamados por Dios a que la Buena Noticia del Reino que hemos recibido de él y de la Iglesia en las diversas actividades espirituales, lo hagamos vida y lo testimoniemos con coherencia de obras que transmitan paz y alegría en: la familia, en nuestros grupos de oración, y en todos los ámbitos de la sociedad.
En el mensaje del 25-08-2004, la Reina de la Paz nos invita al cambio de mentalidad y de corazón, que impulsan a la transformación de aquellos comportamientos que nos impiden crecer en nuestra humanidad y que nos quitan vida: “¡Queridos hijos! Los invito a todos a la conversión del corazón. Decídanse, como en los primeros días de mi venida aquí, por un cambio total de sus vidas…!”
Esta transformación sólo es posible a través de la oración en sus diversas formas, pues así como los nutricionistas suelen aconsejar llevar una alimentación equilibrada, ingiriendo alimentos que tengan diversos nutrientes, minerales y vitaminas, también las diversas formas de oración nos ayudarán a que, no sólo cuando leemos los mensajes de la Reina de la Paz, sino cualquier libro de espiritualidad -y sobre todo las Sagradas Escrituras-, podamos digerirlas profundamente y transformar lo leído en fuerza espiritual y conversión de vida.
Así como hay personas que padecen de Gastroparesia, que quiere decir “parálisis del estómago” y que no digieren la comida, ni absorben los nutrientes de los alimentos; también hay personas que sufren de lo que yo llamo “Gastroparesia espiritual”, pues leen todos los Mensajes, participan en diversos congresos y retiros, organizan o participan de peregrinaciones, tienen grupos de oración, sin embargo da la impresión de que todo pasa por ellos sin nutrirlos, sin transformarlos en hombres y mujeres que -llenos de la paz y de la alegría de Dios-, sean mensajeros de paz en sus ambientes.
Si vamos poniendo gradualmente en práctica las diversas formas de oración, el Espíritu Santo nos ayudará a superar la “Gastroparesia espiritual”, y le daremos la oportunidad a Dios que con su gracia produzca transformaciones más profundas y duraderas en nuestra vida, y -por irradiación- en las personas que están a nuestro alrededor.
Pienso que el primer paso para entrar a la escuela de la oración de Jesús y de María, es tener la humildad de reconocer que aunque tengas muchos años en la Iglesia, y siendo un laico comprometido, sacerdote o religiosa, necesitas seguir aprendiendo a orar.
Esta fue la actitud de los discípulos que atraídos por Jesús en oración le piden que les enseñase a orar: “Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos».” (Lc 11, 1).
Muchas veces tomamos decisiones equivocadas porque no son discernidas desde la oración, a diferencia de Jesús, que ora antes de los momentos decisivos de su misión.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que la oración consiste en: aproximarnos al Señor Jesús como a la Zarza ardiendo: primero contemplando a él mismo en oración y después escuchando cómo nos enseña a orar, para conocer finalmente cómo acoge nuestra plegaria. (2598).
Así como Moisés en el monte Horeb, al ver la Zarza ardiendo escuchó la voz de Dios que le dijo: “quítate las sandalias de los pies, porque el lugar donde estás parado es tierra santa.” (Éxodo 3:5), de manera similar cada vez que entramos en oración debemos descalzar nuestro corazón de todo lo que nos ha contaminado, y postrarnos espiritualmente para ser transformados por el amor de Dios y de Nuestra Madre.
La oración no es un ejercicio mental, no es hacer algo, sino que son encuentro con Alguien (con mayúscula); es un encuentro íntimo de dos corazones: el corazón Santo de Dios, y nuestro pobre corazón.
Cada vez que entramos en oración y no nutrimos con este “complejo vitamínico espiritual”, Dios sopla sobre nosotros para ir produciendo -de manera progresiva- un intercambio de corazones, lo que yo suelo llamar: “un trasplante cardíaco espiritual”.
Pero ¿cuáles son estas diversas formas de oración que nos enseña el Catecismo y de las cuales también en algunos de sus mensajes nos habla la Reina de la Paz:
1. La bendición
2. La adoración
3. La oración de petición
4. La oración de Perdón
5. La oración de intercesión
6. La oración de acción de gracias
7. La oración de alabanza
8. La oración de Discernimiento de espíritus
9. Oración de entrega de todo lo vivido
Las siete primeras aparecen de manera explícita y ordenadas en la cuarta parte del Catecismo; mientras que la octava y la novena -si bien no son mencionadas explícitamente en la parte cuarta del Catecismo-, forman parte de la tradición de la Iglesia y de las enseñanzas de aquellos santos que la Iglesia nos presenta como maestros de oración, como por ejemplo San Ignacio de Loyola o Santa Teresa de Ávila.
Yo no voy a desarrollar en este escrito las diversas formas de oración, pues sobre ellas nos habla claramente los puntos del Catecismo que pondré a continuación y que tú puedes luego leer. Lo que sí haré será citar lo que dicen al respecto algunos de los mensajes de la Gospa que nos animan a orar de esta manera.
1. La bendición (CIC 2626 y 2627)
La oración de bendición es la respuesta del hombre a los dones de Dios: porque Dios bendice nuestro corazón, nosotros podemos bendecir a su vez a Aquel que es la fuente de toda bendición.
Así como el agua que se evapora, sube al cielo para formar las nubes y luego se derrama en forma de lluvias o rocío que traen vida sobre la tierra, de manera similar la oración de bendición asciende llevada por el Espíritu Santo, por medio de Cristo hacia el Padre (nosotros le bendecimos por habernos bendecido); y a la vez también somos invitados a bendecir a todas las personas e instituciones.
El rey David bendecía diariamente a Dios, por eso también era objeto de tantas bendiciones divinas para él y para su pueblo: “Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga a su santo Nombre; 2 bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios” (Salmo 103:1-2).
El anciano sacerdote Zacarías -padre de Juan Bautista y esposo de Isabel- que estuvo mudo por nueve meses, al recuperar la palabra lo primero que hace es bendecir a Dios: “Entonces Zacarías, su padre, quedó lleno del Espíritu Santo y dijo proféticamente: «Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su Pueblo…” (Lc, 1:67-68).
La Reina de la Paz en el Mensaje, 25 de mayo de 2001, nos invita a bendecir, cuando dice: “¡Queridos hijos! En este tiempo de gracia los invito a la oración. Bendigan y busquen la sabiduría del Espíritu Santo…”. Por lo tanto, el bendecir a Dios nos vacía de nosotros mismos para que seamos llenados de la sabiduría del Espíritu Santo, de la cual tenemos tanta necesidad para vivir mejor y no tomar decisiones equivocadas.
El 18 de marzo de 2013, en la Aparición anual a Mirjana, Nuestra Señora decía: “¡Queridos hijos! Los invito a que con plena confianza y alegría bendigan el nombre del Señor, y que día a día le agradezcan, desde el corazón, por Su gran amor…” La oración de bendición nos dispone a confiar cada vez más en Dios y ayuda a que nuestros corazones se abran a la auténtica alegría y al don de la gratitud.
2. La adoración (CIC 2628)
Me parece importante aclarar que cuando el Catecismo nos habla de la oración de adoración, no se está refiriendo sólo a la adoración Eucarística sino una actitud interior del hombre que cree en la palabra de Dios, que nos enseña que él vive en cada uno de nosotros, y en medio de su pueblo: “nosotros somos el templo del Dios viviente, como lo dijo el mismo Dios: Yo habitaré y caminaré en medio de ellos; seré su Dios y ellos serán mi Pueblo.” (2 Corintios 6:16). Y también: “¿no saben que sus cuerpos son templo del espíritu Santo, que habita en ustedes y que han recibido de Dios?” (1Corintios 6:19).
Si aprendiésemos a reconocer la presencia de Dios en nosotros y en todas las personas -incluso en aquellas personas con las que tenemos dificultades-, nuestra convivencia sería mucho más pacífica y armoniosa.
La actitud de adoración nos ayuda a reconocernos criaturas ante nuestro Creador; nos dispone a caminar en la presencia de Dios a lo largo de la jornada, nos vuelve más humildes, y nos ayuda a tener un corazón más fraterno con todos.
En el Mensaje, 2 de noviembre de 2014, Nuestra Madre nos invita a adorar a su Hijo que habita en nosotros: “Queridos hijos, los invito a adorar a mi Hijo, para que vuestra alma crezca y alcance una verdadera espiritualidad…”. Por lo tanto nos recuerda que si somos conscientes de ser Sagrario vivo de Dios tendremos un verdadero crecimiento espiritual.
Tal como decía mi mamá, con lo escrito hasta ahora: “tenemos tela para varios vestidos”; por lo tanto comencemos a poner en práctica -si aún no lo hemos hecho- de manera personal pero también en nuestros grupos de oración estas dos formas de entrar en comunión con Dios, y más adelante estaré compartiendo con ustedes las siguientes formas de oración que aún nos quedan.
Le pido a Dios que te bendiga abundantemente y te pido que reces por mí.
Padre Gustavo E. Jamut
Oblato de la Virgen María
https://peregrinosenlafe.com.ar/
1° parte
Introducción
Durante el Congreso Iberoamericano de María Reina de la Paz que hemos tenido en Honduras, prediqué sobre las diversas formas de oración que nos presenta el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) y la concordancia y sintonía que existe con lo que nos enseña la Reina de la Paz en sus Mensajes.
Comparto esta enseñanza para quienes participaron del Congreso, y que me pidieron hacerles llegar mis notas, pero de modo especial para quienes no pudiendo participar del Congreso, tienen el deseo de seguir desarrollando la vida espiritual como hijos de la Iglesia y de la Virgen Santísima.
Los Congresos de la Reina de la Paz, así como también cuando participamos en retiros espirituales, peregrinaciones, y sobre todo en los grupos de oración, son magnificas oportunidades para reflexionar sobre las diversas formas de oración que nos ha enseñado N.S. Jesucristo, y que nos recuerda la Iglesia, especialmente a través del Catecismo, y la Reina de la Paz en la escuela de espiritualidad y vida que nos brinda a través de su Mensajes.
Sería bueno no olvidar, que todo lo que aprendemos y recibimos, es para compartirlo con los demás. Somos llamados por Dios a que la Buena Noticia del Reino que hemos recibido de él y de la Iglesia en las diversas actividades espirituales, lo hagamos vida y lo testimoniemos con coherencia de obras que transmitan paz y alegría en: la familia, en nuestros grupos de oración, y en todos los ámbitos de la sociedad.
En el mensaje del 25-08-2004, la Reina de la Paz nos invita al cambio de mentalidad y de corazón, que impulsan a la transformación de aquellos comportamientos que nos impiden crecer en nuestra humanidad y que nos quitan vida: “¡Queridos hijos! Los invito a todos a la conversión del corazón. Decídanse, como en los primeros días de mi venida aquí, por un cambio total de sus vidas…!”
Esta transformación sólo es posible a través de la oración en sus diversas formas, pues así como los nutricionistas suelen aconsejar llevar una alimentación equilibrada, ingiriendo alimentos que tengan diversos nutrientes, minerales y vitaminas, también las diversas formas de oración nos ayudarán a que, no sólo cuando leemos los mensajes de la Reina de la Paz, sino cualquier libro de espiritualidad -y sobre todo las Sagradas Escrituras-, podamos digerirlas profundamente y transformar lo leído en fuerza espiritual y conversión de vida.
Así como hay personas que padecen de Gastroparesia, que quiere decir “parálisis del estómago” y que no digieren la comida, ni absorben los nutrientes de los alimentos; también hay personas que sufren de lo que yo llamo “Gastroparesia espiritual”, pues leen todos los Mensajes, participan en diversos congresos y retiros, organizan o participan de peregrinaciones, tienen grupos de oración, sin embargo da la impresión de que todo pasa por ellos sin nutrirlos, sin transformarlos en hombres y mujeres que -llenos de la paz y de la alegría de Dios-, sean mensajeros de paz en sus ambientes.
Si vamos poniendo gradualmente en práctica las diversas formas de oración, el Espíritu Santo nos ayudará a superar la “Gastroparesia espiritual”, y le daremos la oportunidad a Dios que con su gracia produzca transformaciones más profundas y duraderas en nuestra vida, y -por irradiación- en las personas que están a nuestro alrededor.
Pienso que el primer paso para entrar a la escuela de la oración de Jesús y de María, es tener la humildad de reconocer que aunque tengas muchos años en la Iglesia, y siendo un laico comprometido, sacerdote o religiosa, necesitas seguir aprendiendo a orar.
Esta fue la actitud de los discípulos que atraídos por Jesús en oración le piden que les enseñase a orar: “Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos».” (Lc 11, 1).
Muchas veces tomamos decisiones equivocadas porque no son discernidas desde la oración, a diferencia de Jesús, que ora antes de los momentos decisivos de su misión.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que la oración consiste en: aproximarnos al Señor Jesús como a la Zarza ardiendo: primero contemplando a él mismo en oración y después escuchando cómo nos enseña a orar, para conocer finalmente cómo acoge nuestra plegaria. (2598).
Así como Moisés en el monte Horeb, al ver la Zarza ardiendo escuchó la voz de Dios que le dijo: “quítate las sandalias de los pies, porque el lugar donde estás parado es tierra santa.” (Éxodo 3:5), de manera similar cada vez que entramos en oración debemos descalzar nuestro corazón de todo lo que nos ha contaminado, y postrarnos espiritualmente para ser transformados por el amor de Dios y de Nuestra Madre.
La oración no es un ejercicio mental, no es hacer algo, sino que son encuentro con Alguien (con mayúscula); es un encuentro íntimo de dos corazones: el corazón Santo de Dios, y nuestro pobre corazón.
Cada vez que entramos en oración y no nutrimos con este “complejo vitamínico espiritual”, Dios sopla sobre nosotros para ir produciendo -de manera progresiva- un intercambio de corazones, lo que yo suelo llamar: “un trasplante cardíaco espiritual”.
Pero ¿cuáles son estas diversas formas de oración que nos enseña el Catecismo y de las cuales también en algunos de sus mensajes nos habla la Reina de la Paz:
1. La bendición
2. La adoración
3. La oración de petición
4. La oración de Perdón
5. La oración de intercesión
6. La oración de acción de gracias
7. La oración de alabanza
8. La oración de Discernimiento de espíritus
9. Oración de entrega de todo lo vivido
Las siete primeras aparecen de manera explícita y ordenadas en la cuarta parte del Catecismo; mientras que la octava y la novena -si bien no son mencionadas explícitamente en la parte cuarta del Catecismo-, forman parte de la tradición de la Iglesia y de las enseñanzas de aquellos santos que la Iglesia nos presenta como maestros de oración, como por ejemplo San Ignacio de Loyola o Santa Teresa de Ávila.
Yo no voy a desarrollar en este escrito las diversas formas de oración, pues sobre ellas nos habla claramente los puntos del Catecismo que pondré a continuación y que tú puedes luego leer. Lo que sí haré será citar lo que dicen al respecto algunos de los mensajes de la Gospa que nos animan a orar de esta manera.
1. La bendición (CIC 2626 y 2627)
La oración de bendición es la respuesta del hombre a los dones de Dios: porque Dios bendice nuestro corazón, nosotros podemos bendecir a su vez a Aquel que es la fuente de toda bendición.
Así como el agua que se evapora, sube al cielo para formar las nubes y luego se derrama en forma de lluvias o rocío que traen vida sobre la tierra, de manera similar la oración de bendición asciende llevada por el Espíritu Santo, por medio de Cristo hacia el Padre (nosotros le bendecimos por habernos bendecido); y a la vez también somos invitados a bendecir a todas las personas e instituciones.
El rey David bendecía diariamente a Dios, por eso también era objeto de tantas bendiciones divinas para él y para su pueblo: “Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga a su santo Nombre; 2 bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios” (Salmo 103:1-2).
El anciano sacerdote Zacarías -padre de Juan Bautista y esposo de Isabel- que estuvo mudo por nueve meses, al recuperar la palabra lo primero que hace es bendecir a Dios: “Entonces Zacarías, su padre, quedó lleno del Espíritu Santo y dijo proféticamente: «Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su Pueblo…” (Lc, 1:67-68).
La Reina de la Paz en el Mensaje, 25 de mayo de 2001, nos invita a bendecir, cuando dice: “¡Queridos hijos! En este tiempo de gracia los invito a la oración. Bendigan y busquen la sabiduría del Espíritu Santo…”. Por lo tanto, el bendecir a Dios nos vacía de nosotros mismos para que seamos llenados de la sabiduría del Espíritu Santo, de la cual tenemos tanta necesidad para vivir mejor y no tomar decisiones equivocadas.
El 18 de marzo de 2013, en la Aparición anual a Mirjana, Nuestra Señora decía: “¡Queridos hijos! Los invito a que con plena confianza y alegría bendigan el nombre del Señor, y que día a día le agradezcan, desde el corazón, por Su gran amor…” La oración de bendición nos dispone a confiar cada vez más en Dios y ayuda a que nuestros corazones se abran a la auténtica alegría y al don de la gratitud.
2. La adoración (CIC 2628)
Me parece importante aclarar que cuando el Catecismo nos habla de la oración de adoración, no se está refiriendo sólo a la adoración Eucarística sino una actitud interior del hombre que cree en la palabra de Dios, que nos enseña que él vive en cada uno de nosotros, y en medio de su pueblo: “nosotros somos el templo del Dios viviente, como lo dijo el mismo Dios: Yo habitaré y caminaré en medio de ellos; seré su Dios y ellos serán mi Pueblo.” (2 Corintios 6:16). Y también: “¿no saben que sus cuerpos son templo del espíritu Santo, que habita en ustedes y que han recibido de Dios?” (1Corintios 6:19).
Si aprendiésemos a reconocer la presencia de Dios en nosotros y en todas las personas -incluso en aquellas personas con las que tenemos dificultades-, nuestra convivencia sería mucho más pacífica y armoniosa.
La actitud de adoración nos ayuda a reconocernos criaturas ante nuestro Creador; nos dispone a caminar en la presencia de Dios a lo largo de la jornada, nos vuelve más humildes, y nos ayuda a tener un corazón más fraterno con todos.
En el Mensaje, 2 de noviembre de 2014, Nuestra Madre nos invita a adorar a su Hijo que habita en nosotros: “Queridos hijos, los invito a adorar a mi Hijo, para que vuestra alma crezca y alcance una verdadera espiritualidad…”. Por lo tanto nos recuerda que si somos conscientes de ser Sagrario vivo de Dios tendremos un verdadero crecimiento espiritual.
Tal como decía mi mamá, con lo escrito hasta ahora: “tenemos tela para varios vestidos”; por lo tanto comencemos a poner en práctica -si aún no lo hemos hecho- de manera personal pero también en nuestros grupos de oración estas dos formas de entrar en comunión con Dios, y más adelante estaré compartiendo con ustedes las siguientes formas de oración que aún nos quedan.
Le pido a Dios que te bendiga abundantemente y te pido que reces por mí.
Padre Gustavo E. Jamut
Oblato de la Virgen María
https://peregrinosenlafe.com.ar/
jueves, 7 de marzo de 2019
Escuchar a Cristo y obedecer su voz: este es el camino real, el único que conduce a la plenitud de la alegría y del amor.
Meditacion de Hoy
ESCUCHAR A CRISTO, COMO MARÍA
Benedicto XVI, Ángelus del 12 de marzo de 2006
Queridos hermanos y hermanas:
Ayer por la mañana concluyó la semana de ejercicios espirituales, que el patriarca emérito de Venecia, cardenal Marco Cè, predicó aquí, en el palacio apostólico. Fueron días dedicados totalmente a la escucha del Señor, que siempre nos habla, pero espera de nosotros mayor atención, especialmente en este tiempo de Cuaresma. Nos lo recuerda también la página evangélica de este domingo, que propone de nuevo la narración de la transfiguración de Cristo en el monte Tabor.
Mientras estaban atónitos en presencia del Señor transfigurado, que conversaba con Moisés y Elías, Pedro, Santiago y Juan fueron envueltos repentinamente por una nube, de la que salió una voz que proclamó: «Este es mi Hijo amado; escuchadlo» (Mc 9,7).
Cuando se tiene la gracia de vivir una fuerte experiencia de Dios, es como si se viviera algo semejante a lo que les sucedió a los discípulos durante la Transfiguración: por un momento se gusta anticipadamente algo de lo que constituirá la bienaventuranza del paraíso. En general, se trata de breves experiencias que Dios concede a veces, especialmente con vistas a duras pruebas. Pero a nadie se le concede vivir «en el Tabor» mientras está en esta tierra. En efecto, la existencia humana es un camino de fe y, como tal, transcurre más en la penumbra que a plena luz, con momentos de oscuridad e, incluso, de tinieblas. Mientras estamos aquí, nuestra relación con Dios se realiza más en la escucha que en la visión; y la misma contemplación se realiza, por decirlo así, con los ojos cerrados, gracias a la luz interior encendida en nosotros por la palabra de Dios.
También la Virgen María, aun siendo entre todas las criaturas humanas la más cercana a Dios, caminó día a día como en una peregrinación de la fe (cf. Lumen gentium, 58), conservando y meditando constantemente en su corazón las palabras que Dios le dirigía, ya sea a través de las Sagradas Escrituras o bien mediante los acontecimientos de la vida de su Hijo, en los que reconocía y acogía la misteriosa voz del Señor. He aquí, pues, el don y el compromiso de cada uno de nosotros durante el tiempo cuaresmal: escuchar a Cristo, como María. Escucharlo en su palabra, custodiada en la Sagrada Escritura. Escucharlo en los acontecimientos mismos de nuestra vida, tratando de leer en ellos los mensajes de la Providencia. Por último, escucharlo en los hermanos, especialmente en los pequeños y en los pobres, para los cuales Jesús mismo pide nuestro amor concreto. Escuchar a Cristo y obedecer su voz: este es el camino real, el único que conduce a la plenitud de la alegría y del amor.
[Después del Ángelus] Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española... En nuestro camino hacia la Pascua, la liturgia del segundo domingo de Cuaresma nos invita a contemplar a Jesús como al Hijo amado del Padre que se entrega por nuestra salvación, para que también nosotros, mediante la ofrenda de nuestra propia vida, seamos transformados a su imagen.
Excelente Muy Buena la carta del Papa Benedicto, la parte donde dice"..Cuando se tiene la gracia de vivir una fuerte experiencia de Dios, es como si se viviera algo semejante a lo que les sucedió a los discípulos durante la Transfiguración: por un momento se gusta anticipadamente algo de lo que constituirá la bienaventuranza del paraíso. En general, se trata de breves experiencias que Dios concede a veces, especialmente con vistas a duras pruebas. Pero a nadie se le concede vivir «en el Tabor» mientras está en esta tierra. En efecto, la existencia humana es un camino de fe y, como tal, transcurre más en la penumbra que a plena luz, con momentos de oscuridad e, incluso, de tinieblas. Mientras estamos aquí, nuestra relación con Dios se realiza más en la escucha que en la visión; y la misma contemplación se realiza, por decirlo así, con los ojos cerrados, gracias a la luz interior encendida en nosotros por la palabra de Dios."
Hoy te invito a que juntos meditemos esta Palabra del Papa, y recemos tambien por nuestras tinieblas aquello que nos preocupa, que sepamos entregar nuestra cruz a Dios, no pidiendo la paz ahora ya , si no mas bien pidamos la fortaleza que tuvo Jesus y Maria, los apostoles, los santos, para transitar esta tierra, y que cada vez amemos mas a Dios Padre y los testimonios que nos envia para nuestra conversion verdadera.
Durante este dia Jueves 7 de Marzo medita esta palabra y vuelve a ella cada vez que lo necesites, busca en tu biblia y lee medita reza el rosario , juntos iremos creciendo en Amor a Dios de apoco, recuerda que la constancia y la disciplina tambien es importante en el Espiritu, alimentemos el Espiritu y conversemos con Nuestro Padre, pues a El volveremos cuando ya no transitemos esta Bendita Tierra.
lunes, 4 de marzo de 2019
“ SOY LA INMACULADA MADRE DEL DIVINO CORAZON EUCARISTICO DE JESUS “.
Encuentro de Oracion y fe
MENSAJE CENTRAL
1. Volver a amar el Divino Corazón Eucarístico de Jesús. Adorar perpetuamente en reparación al Corazón Eucarístico vivo y presente entre nosotros en la Sagrada Eucaristía.
2. La Evangelización y Consagración del mundo entero al Corazón Eucarístico de Jesús y al Inmaculado Corazón de María.
(En un mensaje privado)
.....Seguid predicando mis mensajes y especialmente la devoción al SACRATISIMO CORAZON EUCARISTICO DE JESUS, no ceséis en este empeño, que cada alma se Consagre a Él, y así todos recibirán la Infinita Misericordia de su Corazón. Predicad su Consagración, avisando que toda alma a El consagrada, recibirá todas las Gracias que brotan de la Divina Misericordia del Señor.
Esta Consagración, al Sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús tendrá el sello de Eternidad en las almas y obrará un cambio grande en ellas. Será la llave que abrirá el alma para su Conversión.
3. La unión de Occidente y Oriente.
4. La preparación para la segunda venida de Nuestro Señor Jesucristo. Que consiste en un mayor conocimiento del Amor de Dios.
5. La esperanza, el camino que nos conduce a Dios.
Vivir el Amor, vivir con el Amor de su Divino Corazón, vivir un tiempo de eternidad.
31 de Agosto de 1990
Hijos míos:
El Rosario no debe usarse como amuleto de la suerte, mediante el rezo diario del Santo Rosario, invocamos la protección divina y reverenciamos a Dios.
A nuestros queridos jóvenes, les pido que vuelvan sus ojos a Jesús, para salvar al mundo del pecado en que está sumergido.
La oración diaria y sencilla, agrada a Nuestro Señor más que nada.
Rezad todos con gran devoción y se os dará la paz a los espíritus que se prepararán para el Señor.
Os bendeciré. Amén.
8 de Diciembre de 1990
( estando en oración la Santísima Madre dijo):
“YO SOY MARIA, MADRE DE TODOS LOS DOLORES y NUESTRA SEÑORA DE LAS LAGRIMAS”
Me habló de todas las ofensas que se hacen al Señor permanentemente, y me mostró el Divino CORAZON DE JESUS coronado de espinas.
9 de Setiembre de 1991
Hija:
La oración es el lazo de unión, entre Dios y los hombres.
Una mañana al despertar y al ponerme en oración, tuve una visión de Jesús en la cruz, y El dijo:
“Tengo sed, dame de beber”
11 de Marzo de 1992 (en oración)
Hija:
Escucha el mensaje de tu Madre que llora por tantos hijos descarriados. Quiero que reces sin parar ¡Cuantos pecados con que se ofenden al Señor! y pensar que El murió y se entregó por todos vosotros, en muerte de Cruz, indignos sois del Señor.
Recen todos para que el mundo se convierta.
Haced oración, haced penitencia, mirad la Gloria de Jesucristo, leed el Evangelio, practicad la Palabra de Dios, con sinceridad de corazón.
Amén.
El 1 de Abril de 1995 María Livia tuvo una visión:
En este día mientras hacía el Vía Crucis (en su dormitorio) vió delante del sagrario de su parroquia el Corazón herido de Jesús, el Corazón tenía una profunda herida, y cuando latía, de la herida salía una gota gruesa de sangre que se derramaba. A la vez, El Señor le daba a conocer el sufrimiento que había en ese espasmo, al salir las gotas de sangre, dolor físico y moral, era algo tan inenarrable ese dolor, que al transmitírselo El Señor, no pudo soportarlo y comenzó a desmayarse y sintió que su corazón no resistiría, pero El señor se lo quitó, pues de no haberlo hecho ella habría muerto. El Señor le mostró cuanto AMOR hay en su Corazón Adorado, ¡Cuánto AMOR guarda Él en el sagrario VIVO y PRESENTE! ¡ Inmenso, Infinito AMOR por nosotros, sufriendo a través de los siglos SU PASION SALVADORA!.La Trinidad Santa, está presente en el Sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús.
Luego de terminar esta visión le aparecen estas palabras:
“YO SOY EL SACRATISIMO CORAZON EUCARISTICO DE JESUS, ADORADME PERPETUAMENTE EN REPARACION”, y le dictó la siguiente oración para ser rezada a los pies del Sagrario:
Sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús, yo confío inmensamente en Tu Misericordia. Te pido humildemente que me des la fe que necesito para abandonarme a Tu Infinita Misericordia, porque ya se han agotado mis recursos humanos y ahora solo me cabe volverme con confianza a Tu Infinita Compasión, porque sé que Tu no desoirás mi suplica. Aquí estoy Señor a tus pies pidiendo con fervor arregles todas mis cosas y problemas, según Tu Amor y beneplácito divino, que sé, será lo mejor para mí, concédeme lo que te estoy pidiendo, si es para bien de mi alma.¡ Toma Señor mi problema.¡Toma, mi corazón¡. Yo confío en Ti Corazón Eucarístico de Jesús.¡ Yo Confío en Ti Corazón Eucarístico de Jesús ¡¡ Yo Confío en Ti Corazón Eucarístico de Jesús. ¡Amén.
En el correr de estos años la Virgen no tiene aún advocación. María Livia se lo pregunta en reiteradas oportunidades pero la Virgen siempre sonríe sin contestar.Hasta el día 13 de Setiembre de 1996.María Livia tiene la siguiente visión:
Hoy mientras estaba en oración vi a la Santísima Virgen que con gran esplendor y gloria bajaba del cielo con ángeles vestida de blanco, manto azul celeste y velo blanco. Con sus manos juntas en actitud de oración y una leve sonrisa en su hermosísimo rostro.
Mi alma quedó elevada ante la solemnidad de la visión. Frente a la Santísima Virgen apareció una estrella que brillaba como el sol. La Virgen se arrodilló en profunda adoración, después solo vi en medio de la luz dorada la SANTA HOSTIA y el Corazón herido de Jesús y la voz de la Santísima Virgen que decía:
“ Bendito y adorado sea el Sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús”“ Bendito y adorado sea el Sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús”“ Bendito y adorado sea el Sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús”
Después de esto la Madre dijo:
“ SOY LA INMACULADA MADRE DEL DIVINO CORAZON EUCARISTICO DE JESUS “.
Le pregunté:¿Así quieres ser nombrada?.
Y ella dijo:“ Si, así me conoceréis.”
Y luego con dulce sonrisa levantó su mano y bendijo ampliamente y ascendió.
Hoy mientras estaba en oración vi a la Santísima Virgen que con gran esplendor y gloria bajaba del cielo con ángeles vestida de blanco, manto azul celeste y velo blanco. Con sus manos juntas en actitud de oración y una leve sonrisa en su hermosísimo rostro.
Mi alma quedó elevada ante la solemnidad de la visión. Frente a la Santísima Virgen apareció una estrella que brillaba como el sol. La Virgen se arrodilló en profunda adoración, después solo vi en medio de la luz dorada la SANTA HOSTIA y el Corazón herido de Jesús y la voz de la Santísima Virgen que decía:
“ Bendito y adorado sea el Sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús”“ Bendito y adorado sea el Sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús”“ Bendito y adorado sea el Sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús”
Después de esto la Madre dijo:
“ SOY LA INMACULADA MADRE DEL DIVINO CORAZON EUCARISTICO DE JESUS “.
Le pregunté:¿Así quieres ser nombrada?.
Y ella dijo:“ Si, así me conoceréis.”
Y luego con dulce sonrisa levantó su mano y bendijo ampliamente y ascendió.
La Virgen ha dictado a María Livia una oración de consagración a su Purísimo Corazón:
“PURISIMA Madre mía, quiero consagrarte mi CORAZON, mi VOLUNTAD, mi VIDA ENTERA.Llévame al Corazón de tu Divino HIJO JESUS, para que EL Habite en mí.Quiero ser totalmente tuyo Madre mía y a partir de hoy, servirte fielmente en lo que me mandes.Sé dulce compañía en mi vida, no permitas que jamás me separe de Ti y en la hora de la muerte ven a buscarme para gozar de la eternidad en Tu compañía.“Bendita y alabada seas por siempre Madre mía.”Amén.
“PURISIMA Madre mía, quiero consagrarte mi CORAZON, mi VOLUNTAD, mi VIDA ENTERA.Llévame al Corazón de tu Divino HIJO JESUS, para que EL Habite en mí.Quiero ser totalmente tuyo Madre mía y a partir de hoy, servirte fielmente en lo que me mandes.Sé dulce compañía en mi vida, no permitas que jamás me separe de Ti y en la hora de la muerte ven a buscarme para gozar de la eternidad en Tu compañía.“Bendita y alabada seas por siempre Madre mía.”Amén.
“HAY QUE JUNTAR EL REBAÑO ANTES QUE OSCUREZCA.NO HE VENIDO A CRITICAR NI A DESTRUIR, SINO A CONSTRUIR”.
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