miércoles, 27 de febrero de 2019

MeditacionLlegamos a ser plenamente humanos cuando somos más que humanos, cuando le permitimos a Dios que nos lleve más allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro ser más verdadero.

«Se acercó uno de los escribas, que había oído la discusión y, al ver lo bien que les había respondido, le preguntó: ¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Jesús respondió: el primero es: Escucha, Israel, el Señor Dios nuestro es el único Señor; y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Y le dijo el escriba: ¡Bien, Maestro!, con verdad has dicho que Dios es uno sólo y no hay otro fuera de El; y amarle con todo el corazón y con toda la inteligencia y con toda la fuerza, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios. Viendo Jesús que le había respondido con sensatez, le dijo: No estás lejos del Reino de Dios. Y ninguno se atrevía ya a hacerle preguntas.» (Marcos 12, 28-34)
EVANGELII GAUDIUM 

30 FRASES CLAVES




Estos son las 30 principales ideas que ofrece el Santo Padre en la Evangelii Gaudium:

1. El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada. Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien.

2. Hay cristianos cuya opción parece ser la de una Cuaresma sin Pascua. Pero reconozco que la alegría no se vive del mismo modo en todas las etapas y circunstancias de la vida, a veces muy duras. Se adapta y se transforma, y siempre permanece al menos como un brote de luz que nace de la certeza personal de ser infinitamente amado, más allá de todo.

3. Puedo decir que los gozos más bellos y espontáneos que he visto en mis años de vida son los de personas muy pobres que tienen poco a qué aferrarse.

4. Llegamos a ser plenamente humanos cuando somos más que humanos, cuando le permitimos a Dios que nos lleve más allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro ser más verdadero. Allí está el manantial de la acción evangelizadora. Porque, si alguien ha acogido ese amor que le devuelve el sentido de la vida, ¿cómo puede contener el deseo de comunicarlo a otros?

5. Tampoco creo que deba esperarse del magisterio papal una palabra definitiva o completa sobre todas las cuestiones que afectan a la Iglesia y al mundo. No es conveniente que el Papa reemplace a los episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territorios. En este sentido, percibo la necesidad de avanzar en una saludable «descentralización».6. La comunidad evangelizadora se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo. Los evangelizadores tienen así «olor a oveja» y éstas escuchan su voz.




7. Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación. La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad..

8. Dado que estoy llamado a vivir lo que pido a los demás, también debo pensar en una conversión del papado. Me corresponde, como Obispo de Roma, estar abierto a las sugerencias que se orienten a un ejercicio de mi ministerio que lo vuelva más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización.

9. En su constante discernimiento, la Iglesia también puede llegar a reconocer costumbres propias no directamente ligadas al núcleo del Evangelio, algunas muy arraigadas a lo largo de la historia, que hoy ya no son interpretadas de la misma manera y cuyo mensaje no suele ser percibido adecuadamente. Pueden ser bellas, pero ahora no prestan el mismo servicio en orden a la transmisión del Evangelio. No tengamos miedo de revisarlas. Del mismo modo, hay normas o preceptos eclesiales que pueden haber sido muy eficaces en otras épocas pero que ya no tienen la misma fuerza educativa como cauces de vida.

10. A los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas sino el lugar de la misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien posible. Un pequeño paso, en medio de grandes límites humanos, puede ser más agradable a Dios que la vida exteriormente correcta de quien transcurre sus días sin enfrentar importantes dificultades.

11. La Iglesia «en salida» es una Iglesia con las puertas abiertas. Salir hacia los demás para llegar a las periferias humanas no implica correr hacia el mundo sin rumbo y sin sentido. Muchas veces es más bien detener el paso, dejar de lado la ansiedad para mirar a los ojos y escuchar, o renunciar a las urgencias para acompañar al que se quedó al costado del camino. A veces es como el padre del hijo pródigo, que se queda con las puertas abiertas para que, cuando regrese, pueda entrar sin dificultad.12. Si la Iglesia entera asume este dinamismo misionero, debe llegar a todos, sin excepciones. Pero ¿a quiénes debería privilegiar? Cuando uno lee el Evangelio, se encuentra con una orientación contundente: no tanto a los amigos y vecinos ricos sino sobre todo a los pobres y enfermos, a esos que suelen ser despreciados y olvidados, a aquellos que «no tienen con qué recompensarte» (Lc 14,14). No deben quedar dudas ni caben explicaciones que debiliten este mensaje tan claro. Hoy y siempre, «los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio», y la evangelización dirigida gratuitamente a ellos es signo del Reino que Jesús vino a traer. Hay que decir sin vueltas que existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres. Nunca los dejemos solos.

19. Una de las tentaciones más serias que ahogan el fervor y la audacia es la conciencia de derrota que nos convierte en pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre. Nadie puede emprender una lucha si de antemano no confía plenamente en el triunfo.

20. El ideal cristiano siempre invitará a superar la sospecha, la desconfianza permanente, el temor a ser invadidos, las actitudes defensivas que nos impone el mundo actual.

21. Más que el ateísmo, hoy se nos plantea el desafío de responder adecuadamente a la sed de Dios de mucha gente, para que no busquen apagarla en propuestas alienantes o en un Jesucristo sin carne y sin compromiso con el otro. Si no encuentran en la Iglesia una espiritualidad que los sane, los libere, los llene de vida y de paz al mismo tiempo que los convoque a la comunión solidaria y a la fecundidad misionera, terminarán engañados por propuestas que no humanizan ni dan gloria a Dios.

22. La mundanidad espiritual, que se esconde detrás de apariencias de religiosidad e incluso de amor a la Iglesia, es buscar, en lugar de la gloria del Señor, la gloria humana y el bienestar personal. Es lo que el Señor reprochaba a los fariseos: «¿Cómo es posible que creáis, vosotros que os glorificáis unos a otros y no os preocupáis por la gloria que sólo viene de Dios?» (Jn 5,44).

23. Esta oscura mundanidad se manifiesta en muchas actitudes aparentemente opuestas pero con la misma pretensión de «dominar el espacio de la Iglesia». En algunos hay un cuidado ostentoso de la liturgia, de la doctrina y del prestigio de la Iglesia, pero sin preocuparles que el Evangelio tenga una real inserción en el Pueblo fiel de Dios y en las necesidades concretas de la historia. Así, la vida de la Iglesia se convierte en una pieza de museo o en una posesión de pocos. En otros, la misma mundanidad espiritual se esconde detrás de una fascinación por mostrar conquistas sociales y políticas, o en una vanagloria ligada a la gestión de asuntos prácticos, o en un embeleso por las dinámicas de autoayuda y de realización autorreferencial. También puede traducirse en diversas formas de mostrarse a sí mismo en una densa vida social llena de salidas, reuniones, cenas, recepciones. O bien se despliega en un funcionalismo empresarial, cargado de estadísticas, planificaciones y evaluaciones, donde el principal beneficiario no es el Pueblo de Dios sino la Iglesia como organización.
24. La Iglesia reconoce el indispensable aporte de la mujer en la sociedad, con una sensibilidad, una intuición y unas capacidades peculiares que suelen ser más propias de las mujeres que de los varones. Por ejemplo, la especial atención femenina hacia los otros, que se expresa de un modo particular, aunque no exclusivo, en la maternidad. Reconozco con gusto cómo muchas mujeres comparten responsabilidades pastorales junto con los sacerdotes, contribuyen al acompañamiento de personas, de familias o de grupos y brindan nuevos aportes a la reflexión teológica. Pero todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia.

25. Las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres, a partir de la firme convicción de que varón y mujer tienen la misma dignidad, plantean a la Iglesia profundas preguntas que la desafían y que no se pueden eludir superficialmente. El sacerdocio reservado a los varones, como signo de Cristo Esposo que se entrega en la Eucaristía, es una cuestión que no se pone en discusión, pero puede volverse particularmente conflictiva si se identifica demasiado la potestad sacramental con el poder.

26. Nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil, sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos. ¿Quién pretendería encerrar en un templo y acallar el mensaje de san Francisco de Asís y de la beata Teresa de Calcuta? Ellos no podrían aceptarlo. Una auténtica fe –que nunca es cómoda e individualista– siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra.

27. Para la Iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica. Dios les otorga «su primera misericordia». Esta preferencia divina tiene consecuencias en la vida de fe de todos los cristianos, llamados a tener «los mismos sentimientos de Jesucristo» (Flp 2,5).

28. Siempre me angustió la situación de los que son objeto de las diversas formas de trata de personas. Quisiera que se escuchara el grito de Dios preguntándonos a todos: «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9). ¿Dónde está tu hermano esclavo? ¿Dónde está ese que estás matando cada día en el taller clandestino, en la red de prostitución, en los niños que utilizas para mendicidad, en aquel que tiene que trabajar a escondidas porque no ha sido formalizado? No nos hagamos los distraídos. Hay mucho de complicidad. ¡La pregunta es para todos! En nuestras ciudades está instalado este crimen mafioso y aberrante, y muchos tienen las manos preñadas de sangre debido a la complicidad cómoda y muda.



29. Entre esos débiles, que la Iglesia quiere cuidar con predilección, están también los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana en orden a hacer con ellos lo que se quiera, quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo. Frecuentemente, para ridiculizar alegremente la defensa que la Iglesia hace de sus vidas, se procura presentar su postura como algo ideológico, oscurantista y conservador. Sin embargo, esta defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano. (…) Precisamente porque es una cuestión que hace a la coherencia interna de nuestro mensaje sobre el valor de la persona humana, no debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre esta cuestión. Quiero ser completamente honesto al respecto. Éste no es un asunto sujeto a supuestas reformas o «modernizaciones».

30. A veces sentimos la tentación de ser cristianos manteniendo una prudente distancia de las llagas del Señor. Pero Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos la carne sufriente de los demás. Espera que renunciemos a buscar esos cobertizos personales o comunitarios que nos permiten mantenernos a distancia del nudo de la tormenta humana, para que aceptemos de verdad entrar en contacto con la existencia concreta de los otros y conozcamos la fuerza de la ternura. Cuando lo hacemos, la vida siempre se nos complica maravillosamente y vivimos la intensa experiencia de ser pueblo, la experiencia de pertenecer a un pueblo.

martes, 26 de febrero de 2019

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.























el espíritu de oración es obra, inspiración, don del Espíritu Santo que nos hace orar como hay que hacerlo: «Nadie puede decir: Señor Jesús, sino en el Espíritu Santo» (1 Cor 12,3).

En tus labios estén las palabras de Dios -dijo el Señor a Josué-; día y noche medita en ellas, cuida de hacer todo lo que ellas dicen; así tu vida tendrá sentido y valor (Jos 1,8).

LA GRACIA DEL TRABAJO


Y EL ESPÍRITU DE ORACIÓN (2 R 5)
por Optato van Asseldonk, o.f.m.cap.

Dice san Francisco en su Regla: «Los hermanos a quienes el Señor ha dado la gracia de trabajar, trabajen fiel y devotamente, de tal suerte que, desechando la ociosidad, enemiga del alma, no apaguen el espíritu de la santa oración y devoción, al cual las demás cosas temporales deben servir» (2 R 5,12).

Este es un texto clave, tanto por su contenido como por su influencia en la historia de la Orden desde su origen hasta nuestros días, particularmente en toda verdadera reforma o renovación franciscana. Además, siempre ha sido un criterio fundamental de nuestra vida espiritual.

Para Francisco, el trabajo, como cualquier otro bien, es una gracia, o sea, un don, una obra del Señor; y para responder a esa gracia, o sea, para seguirla, debemos trabajar fiel y devotamente. Trabajando así, «en la gracia» y «con la gracia» o en virtud de la misma, se evita la ociosidad y no se apaga el espíritu de la santa oración y devoción. El criterio es sencillo y, en el fondo, transparente y clarísimo: quien sigue la gracia del trabajo, trabajando en gracia e impulsado por ella, necesariamente trabajará fiel y devotamente; en consecuencia, le resultará imposible apagar el espíritu de oración y devoción. En efecto, la gracia, don de Dios, actuación de Dios en nosotros, no puede anular ni impedir el espíritu de oración y devoción. Esto implicaría una verdadera contradicción: la gracia que anula o impide la gracia, la obra de Dios. Pero también hay que aclarar lo contrario: el trabajo, en la medida en que impide o anula el espíritu de oración, no es obra de la gracia, sino de un amor propio o egoísta como, por ejemplo, la vanagloria, el propio provecho, etc. En tal caso, quien actúa en mí, en nosotros... no es la gracia del trabajo sino, como diría Francisco, el espíritu de la carne, nuestro querido «yo».

A veces, los autores y traductores, tras las palabras de Francisco «no apaguen el espíritu» (2 R 5,2), citan el texto de san Pablo en el que el Apóstol habla de «no apagar el Espíritu Santo» (1 Tes 5,19). Y ciertamente el espíritu de oración es obra, inspiración, don del Espíritu Santo que nos hace orar como hay que hacerlo: «Nadie puede decir: Señor Jesús, sino en el Espíritu Santo» (1 Cor 12,3). 

Está claro igualmente que la gracia del trabajo, lejos de apagar el espíritu de oración, lo «sirve» y refuerza, como don de Dios, de modo que todas las demás cosas: la predicación, el estudio, el trabajo, cualquier obra externa material o espiritual y las mismas oraciones..., estén realmente al servicio y para provecho de ese mismo espíritu de oración y devoción, o consagración-dedicación a Dios y al prójimo.

Con este criterio o principio, partiendo de la gracia del trabajo y del espíritu de oración, o en otras palabras, de una única acción o inspiración de Dios en el trabajo y en la oración, Francisco garantiza la unidad fundamental de la vida activa y de la contemplativa, por cuanto ambas se basan sobre la misma y única acción-gracia de Dios y del Espíritu Santo, el único que dice y hace todo bien en nosotros.

Recordemos, por último, que en este texto de la Regla bulada no se trata de las oraciones o prácticas externas de devoción, sino del espíritu de oración, «al que deben servir las demás cosas temporales» (es decir, las hechas por nosotros en el tiempo y en el espacio o lugar de este mundo, como ejercicios humanos externos) y al que Francisco da la primacía en la vida espiritual. Me parece que es importante hacer una distinción precisa: quien vivifica, quien da vida «espiritual» es el espíritu y no una cierta cantidad de oraciones como tales. Ese espíritu de oración y devoción es el que inspira y anima no sólo toda verdadera oración, sino también todo verdadero trabajo o cualquier otra obra buena, convirtiéndolos en gracia, en obra de Dios y del Espíritu Santo.

domingo, 24 de febrero de 2019

Todo nuestro trabajo y nuestras obras deben ser plegaria llena de frutos.

Refleccion Importante para la ayuda de la Palabra de hoy


Implorar más fe



La fe es un don divino; sólo Dios la puede infundir más y más en el alma. Es él quien abre el corazón del creyente para que reciba la luz sobrenatural, y por eso debemos implorarla; pero a la vez son necesarias unas disposiciones internas de humildad, de limpieza, de apertura..., de amor que se abre paso cada vez con más seguridad. Nosotros acudimos a la compasión y misericordia divinas: ¡Señor, ayúdanos, ten compasión de nosotros!. Por nuestra parte, la humildad, la limpieza de alma y apertura de corazón hacia la verdad nos dan la capacidad de recibir esos dones que Jesús nunca niega. Si la semilla de la gracia no prosperó se debió exclusivamente a que no encontró la tierra preparada. Señor, ¡auméntame la fe!, le pedimos en la intimidad de nuestra oración. ¡No permitas que jamás vacile mi confianza en Ti!

 Aquellos que se cruzaron con Jesús por caminos y aldeas, vieron los que sus disposiciones internas les permitían ver. ¡Si hubiéramos podido ver a Jesús a través de los ojos de su Madre! ¡Qué inmensidad tan grande! Muchos contemporáneos se negaron a creer en Jesús porque no eran de corazón bueno, porque sus obras eran torcidas, porque no amaban a Dios ni tenían una voluntad recta. La Confesión frecuente de nuestras faltas y pecados nos limpia y nos dispone para ver con claridad al Señor aquí en la tierra; es el gran medio para encontrar el camino de la fe, la claridad interior necesaria para ver lo que Dios pide. Hacemos un inmenso bien a las almas cuando les ayudamos para que se acerquen al sacramento del perdón, Es de experiencia común que muchos problemas y dudas se terminan con una buena Confesión, el alma ve con mayor claridad cuanto más limpia está y cuantos mejores son las disposiciones de su voluntad.

 Todo nuestro trabajo y nuestras obras deben ser plegaria llena de frutos. Acompañemos la oración con buenas obras, con un trabajo bien realizado, con el empeño por hacer mejor aquello en que queremos la mejora del amigo que queremos acercar al Señor. Esta actitud ante Dios abre camino a un aumento de fe en el alma. Pidamos con frecuencia al Señor que nos aumente la fe: ante el apostolado cuando los frutos tardan en llegar, ante los defectos propios y ajenos, cuando nos vemos con escasas fuerzas para lo que Él quiere de nosotros. Y nos dirigimos a María, Maestra de fe: ¡Bienaventurada tú, que has creído!, porque se cumplirán las cosas que se te han anunciado de parte del Señor (Lucas 1, 45)


"Si quieres aprovechar algo, consérvate en el temor de Dios y no quieras ser muy libre". -Tomás de Kempis


Ponte en la presencia de Dios; pregúntale sin miedo que quiere de ti para el día de hoy, y cúmplelo sin vacilar


Estas meditaciones acompañaran mi camino de este dia, ademas te cuento que hay una radio catolica ademas de Radio Maria, esta radio catolica es de Jose Leon Suarez y tiene el santo rosario todos los dias 5am, 8am, 12pm, 15hs coronilla etc, ademas de meditaciones de Fray Alejandro Ferreiros, aqui te dejo el Link que comparto hoy para que te sumerjas en el Amor de Jesus todos los dias que puedas!,-

La fe verdadera llena toda la vida y le da un sentido nuevo.

«Al llegar junto a los discípulos, vieron a una gran muchedumbre que les rodeaba y a unos escribas que discutían con ellos. En seguida, al verle, todo el pueblo quedó sorprendido y corrían a saludarle. Y Él les preguntó: ¿Qué discutíais entre vosotros? A lo que respondió uno de la muchedumbre: Maestro, te he traído a mi hijo, que tiene un espíritu mudo; y en cualquier sitio se apodera de él, lo tira al suelo, le hace echar espuma y rechinar los dientes y lo deja rígido; pedí a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido. Él les contestó: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo tendré que sufriros? ¡Traédmelo! Y se lo trajeron. En cuanto el espíritu vio a Jesús, agitó violentamente al niño, que cayendo a tierra se revolcaba echando espuma. Entonces preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Le contestó: Desde muy niño; y muchas veces lo ha arrojado al fuego y al agua, para acabar con él; pero si algo puedes, ayúdanos, compadecido de nosotros. Y Jesús dijo: ¡Si puedes…! ¡Todo es posible para el que cree! En seguida el padre del niño exclamó: Creo, Señor; ayuda mi incredulidad. Al ver Jesús que aumentaba la muchedumbre, increpó al espíritu inmundo diciéndole: ¡Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando, sal de él y ya no vuelvas a entrar en él! Y gritando y agitándole violentamente salió; y quedó como muerto, de manera que muchos decían: Ha muerto. Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó y se mantuvo en pie. Cuando entró en casa le preguntaron sus discípulos a solas: ¿Por qué nosotros no hemos podido expulsa río? Y les respondió: Esta raza no puede ser expulsada por ningún medio, sino con la oración.» (Marcos 9,14-29)
Este Evangelio es para mi meditacion diaria, no corresponde a l de la fecha-



Jesús, el pobre padre te suplica: «Si algo puedes, ayúdanos.»

A veces voy muy a la mía, cuando todo me va bien.

Sólo a la hora de los problemas, cuando necesito ayuda, vengo a Ti: «si algo puedes», demuéstralo, resuélveme esta dificultad.

«¡Si puedes…! ¡Todo es posible para el que cree!»

Pero creer es algo más que pedir milagros a la desesperada: Tú no necesitas demostrar que eres Dios a cada momento, según me parezca a mí.

La fe verdadera llena toda la vida y le da un sentido nuevo.

Quiero tener una fe profunda y sólida que se traduzca en obras de caridad y de virtud.

Sin embargo, a veces mi fe es débil y vacilante.

Creo, pero… me cuesta.

Jesús, ayúdame.

«Creo, pero ayuda mi incredulidad».

«Asegura Santa Teresa que "quien no hace oración no necesita demonio que le tiente; en tanto que, quien tiene tan sólo un cuarto de hora al día, necesariamente se salva"…, porque el diálogo con el Señor -amable, aun en los tiempos de aspereza o de sequedad del alma nos descubre el auténtico relieve y la justa dimensión de la vida.

Sé alma de oración» (Forja.- 1003)

«¿Por qué nosotros no hemos podido expulsarlo?;» te preguntan tus discípulos.

¿Por qué a veces no puedo superar las tentaciones del demonio?

«Esta raza no puede ser expulsada por ningún medio, sino con la oración.»

«Del mismo modo que Jesús ora al Padre y le da gracias antes de recibir sus dones, nos enseña esta audacia filial: "todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido". Tal es la fuerza de la oración, "todo es posible para el que cree"» (C. I. C.-2610).
Jesús, todo lo que te pida con fe en la oración, si me conviene, me lo vas a conceder, especialmente mi propia salvación.

Por el contrario, si no hago oración, ni siquiera necesito un demonio que me tiente.

Porque sin oración, acabo pensando sólo en mí: en mis necesidades, caprichos y ambiciones.

Y, por tanto, poco a poco me voy alejando de Ti.

Sin darme cuenta, casi de manera natural, me hago dios de mí mismo, porque todo gira en torno a mí.

Jesús, la oración es ese necesario ajuste de mi voluntad, que se convierte cada jornada y te pregunta de nuevo: ¿Qué quieres que haga?

De este modo, quien tiene tan sólo un cuarto de hora al día, necesariamente se salva, porque está rectificando siempre el punto de mira y descubre el auténtico relieve y la justa dimensión de la vida.

Ayúdame, Jesús, para que no deje de hacer ningún día un rato de oración personal, de tú a Tú.

Haz que sea, de verdad, alma de oración.

Esta meditación está tomada de:
"Una cita con Dios" de Pablo Cardona.
Ediciones Universidad de Navarra. S. A. PamplonaSitio www.encuentra.com

miércoles, 20 de febrero de 2019

Cuando emprendas alguna obra buena, lo primero que has de hacer es pedir constantemente a Dios que sea él quien la lleve a término,

De la Carta a los Efesios: «Hermanos, esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todos, que está sobre todos, actúa por medio de todos y está en todos» (Ef 4,3-6).

SAN BENITO DE NURSIA
De la catequesis de S. S. Benedicto XVI
en la audiencia general del miércoles 9-IV-2008

La fecha del nacimiento de san Benito se sitúa alrededor del año 480. Procedía, según dice san Gregorio de la región de Nursia. Sus padres, de clase acomodada, lo enviaron a estudiar a Roma. Él, sin embargo, no se quedó mucho tiempo en la ciudad eterna. Como explicación totalmente creíble, san Gregorio alude al hecho de que al joven Benito le disgustaba el estilo de vida de muchos de sus compañeros de estudios, que vivían de manera disoluta, y no quería caer en los mismos errores. «Sólo quería agradar a Dios».

Así, antes de concluir sus estudios, san Benito dejó Roma y se retiró a la soledad de los montes que se encuentran al este de la ciudad eterna. Después de una primera estancia en el pueblo de Effide (hoy Affile), donde se unió durante algún tiempo a una «comunidad religiosa» de monjes, se hizo eremita en la cercana Subiaco. Allí vivió durante tres años, completamente solo, en una gruta que, desde la alta Edad Media, constituye el «corazón» de un monasterio benedictino llamado «Sacro Speco».

El período que pasó en Subiaco, un tiempo de soledad con Dios, fue para san Benito un momento de maduración. Allí tuvo que soportar y superar las tres tentaciones fundamentales de todo ser humano: 

la tentación de autoafirmarse 
y el deseo de ponerse a sí mismo en el centro;
 la tentación de la sensualidad; 
y, por último, la tentación de la ira y de la venganza.

San Benito estaba convencido de que sólo después de haber vencido estas tentaciones podía dirigir a los demás palabras útiles para sus situaciones de necesidad. De este modo, tras pacificar su alma, podía controlar plenamente los impulsos de su yo, para ser artífice de paz a su alrededor. Sólo entonces decidió fundar sus primeros monasterios en el valle del Anio, cerca de Subiaco. En el año 529, san Benito dejó Subiaco para asentarse en Montecassino.

En todo el segundo libro de los Diálogos, san Gregorio nos muestra cómo la vida de san Benito estaba inmersa en un clima de oración, fundamento de su existencia. Sin oración no hay experiencia de Dios. Pero la espiritualidad de san Benito no era una interioridad alejada de la realidad. En la inquietud y en el caos de su época, vivía bajo la mirada de Dios y precisamente así nunca perdió de vista los deberes de la vida cotidiana ni al hombre con sus necesidades concretas.

Al contemplar a Dios comprendió la realidad del hombre y su misión. En su Regla se refiere a la vida monástica como «escuela del servicio del Señor» y pide a sus monjes que «nada se anteponga a la Obra de Dios», es decir, al Oficio divino o Liturgia de las Horas. Sin embargo, subraya que la oración es, en primer lugar, un acto de escucha, que después debe traducirse en la acción concreta. «El Señor espera que respondamos diariamente con obras a sus santos consejos», afirma.

Así, la vida del monje se convierte en una simbiosis fecunda entre acción y contemplación «para que en todo sea glorificado Dios». En contraste con una autorrealización fácil y egocéntrica, que hoy con frecuencia se exalta, el compromiso primero e irrenunciable del discípulo de san Benito es la sincera búsqueda de Dios en el camino trazado por Cristo, humilde y obediente, a cuyo amor no debe anteponer nada, y precisamente así, sirviendo a los demás, se convierte en hombre de servicio y de paz. En el ejercicio de la obediencia vivida con una fe animada por el amor, el monje conquista la humildad, a la que dedica todo un capítulo de su Regla. De este modo, el hombre se configura cada vez más con Cristo y alcanza la auténtica autorrealización como criatura a imagen y semejanza de Dios.

A la obediencia del discípulo debe corresponder la sabiduría del abad, que en el monasterio «hace las veces de Cristo». Su figura, descrita sobre todo en el segundo capítulo de la Regla, con un perfil de belleza espiritual y de compromiso exigente, puede considerarse un autorretrato de san Benito, pues -como escribe san Gregorio Magno- «el santo de ninguna manera podía enseñar algo diferente de lo que vivía».

 El abad debe ser un padre tierno y al mismo tiempo un maestro severo, un verdadero educador. Aun siendo inflexible contra los vicios, sobre todo está llamado a imitar la ternura del buen Pastor, a «servir más que a mandar», y a «enseñar todo lo bueno y lo santo más con obras que con palabras». Para poder decidir con responsabilidad, el abad también debe escuchar «el consejo de los hermanos», porque «muchas veces el Señor revela al más joven lo que es mejor». Esta disposición hace sorprendentemente moderna una Regla escrita hace casi quince siglos. Un hombre de responsabilidad pública, incluso en ámbitos privados, siempre debe saber escuchar y aprender de lo que escucha.

San Benito califica la Regla como «mínima, escrita sólo para el inicio»; pero, en realidad, ofrece indicaciones útiles no sólo para los monjes, sino también para todos los que buscan orientación en su camino hacia Dios. Por su moderación, su humanidad y su sobrio discernimiento entre lo esencial y lo secundario en la vida espiritual, ha mantenido su fuerza iluminadora hasta hoy.

* * *

NO ANTEPONGAN NADA ABSOLUTAMENTE A CRISTO
De la Regla de san Benito (Prólogo, 4-22; cap. 72,1-12)
Cuando emprendas alguna obra buena, lo primero que has de hacer es pedir constantemente a Dios que sea él quien la lleve a término, y así nunca lo contristaremos con nuestras malas acciones, a él, que se ha dignado contarnos en el número de sus hijos, ya que en todo tiempo debemos someternos a él en el uso de los bienes que pone a nuestra disposición, no sea que algún día, como un padre que se enfada con sus hijos, nos desherede, o, como un amo temible, irritado por nuestra maldad, nos entregue al castigo eterno, como a servidores perversos que han rehusado seguirlo a la gloria.

Por lo tanto, despertémonos ya de una vez, obedientes a la llamada que nos hace la Escritura: Ya es hora de despertarnos del sueño. Y, abiertos nuestros ojos a la luz divina, escuchemos bien atentos la advertencia que nos hace cada día la voz de Dios: Si escucháis hoy su voz, no endurezcáis el corazón; y también: Quien tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las Iglesias.

¿Y qué es lo que dice? Venid, hijos, escuchadme: os instruiré en el temor del Señor. Caminad mientras tenéis luz, antes que os sorprendan las tinieblas de la muerte.

Y el Señor, buscando entre la multitud de los hombres a uno que realmente quisiera ser operario suyo, dirige a todos esta invitación: ¿Hay alguien que ame la vida y desee días de prosperidad? Y si tú, al oír esta invitación, respondes: «Yo», entonces Dios te dice: «Si amas la vida verdadera y eterna, guarda tu lengua del mal, tus labios de la falsedad; apártate del mal, obra el bien, busca la paz y corre tras ella. Si así lo hacéis, mis ojos estarán sobre vosotros y mis oídos atentos a vuestras plegarias; y, antes de que me invoquéis, os diré: Aquí estoy»


¿Qué hay para nosotros más dulce, hermanos muy amados, que esta voz del Señor que nos invita? Ved cómo el Señor, con su amor paternal, nos muestra el camino de la vida.

Ceñida, pues, nuestra cintura con la fe y la práctica de las buenas obras, avancemos por sus caminos, tomando por guía el Evangelio, para que alcancemos a ver a aquel que nos ha llamado a su reino. Porque, si queremos tener nuestra morada en las estancias de su reino, hemos de tener presente que para llegar allí hemos de caminar aprisa por el camino de las buenas obras.

Así como hay un celo malo, lleno de amargura, que separa de Dios y lleva al infierno, así también hay un celo bueno, que separa de los vicios y lleva a Dios y a la vida eterna. 
Este es el celo que han de practicar con ferviente amor los monjes, esto es: estimando a los demás más que a uno mismo; soporten con una paciencia sin límites sus debilidades, tanto corporales como espirituales; pongan todo su empeño en obedecerse los unos a los otros; procuren todos el bien de los demás, antes que el suyo propio; pongan en práctica un sincero amor fraterno; vivan siempre en el temor y amor de Dios; amen a su abad con una caridad sincera y humilde; no antepongan nada absolutamente a Cristo, el cual nos lleve a todos juntos a la vida eterna


Hoy meditare la vida de San benito abad con la palabra de Dios 

SAN BENITO, 
fundador de la Orden Benedictina y Patrono de Europa.
Nació en Nursia, región de la Umbría italiana, hacia el año 480.
 Después de recibir en Roma una buena formación, comenzó a practicar la vida eremítica en Subiaco, donde reunió algunos discípulos. Más tarde, hacia el año 529, se trasladó a Casino, donde fundó el célebre monasterio de Montecasino y escribió su Regla, cuya difusión le valió el título de patriarca del monacato de Occidente, pues pronto se difundió por Europa en una red de miles de monasterios. 
Su Regla asume y resume la tradición monástica oriental, adaptándola con sabiduría y discreción al mundo occidental, con lo que, además, abre una vía nueva a la civilización europea tras el declive de la romana. La dedicación principal de los benedictinos es «la obra de Dios», o sea, la celebración de los misterios cristianos, y su lema «orar y trabajar». Así evangelizaron durante siglos a los pueblos, a los que llevaron también la cultura. Santa Escolástica era hermana suya. Murió el 21 de marzo del año 547. El papa Pablo VI, en 1966, lo proclamó patrono de Europa.
-Oración: Señor, Dios nuestro, que hiciste del abad san Benito un esclarecido maestro en la escuela del divino servicio, concédenos, por su intercesión, que, prefiriendo tu amor a todas las cosas, avancemos por la senda de tus mandamientos con libertad de corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.




Fuente de la meditacion y biografia www.franciscanos.org

De la Carta a los Efesios: «Malas palabras no salgan de vuestra boca; lo que digáis sea bueno, constructivo y oportuno, así hará bien a los que lo oyen. No entristezcáis al Espíritu Santo de Dios... Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo» (Ef 4,29-32)

Que trabajemos, Señor, para que el mundo se impregne de tu Espíritu, y se logre así más eficazmente la justicia, el amor y la paz.

-Enséñanos a corregir nuestra pereza y nuestra desidia, para que, bajo el impulso de tu Espíritu, nos empeñemos en la construcción de tu reino.

-Oh buen Jesús, líbranos del mal, y presérvanos de la fascinación de la vanidad, que oscurece la mente y oculta el bien.

Oración: Ilumina, Señor Jesucristo, nuestra mente, infunde en nuestro corazón el deseo de servirte, y escucha piadoso nuestras súplicas. Tú que viven y reinas por los siglos de los siglos. Amén.


martes, 19 de febrero de 2019

Paz Solo Paz



«Se olvidaron de tomar panes y no tenían consigo en la barca más que un pan. Y les advertía diciendo: Estad alerta y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes. Ellos comentaban entre sí que no tenían pan. Al darse cuenta Jesús, les dice: ¿Qué andáis comentando de que no tenéis pan? ¿Todavía no entendéis ni comprendéis? ¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís? ¿No os acordáis de cuando partí los cinco panes para cinco mil? Le respondieron: Doce. Y cuan do los siete panes para los cuatro mil, ¿cuántas espuertas recogisteis? Le contestaron: Siete. Y les decía: ¿No entendéis aún?» (Marcos 8, 17-25)

«No eran cultos, ni siquiera muy inteligentes, al menos en que se refiere a las realidades sobrenaturales. Incluso los ejemplos y las comparaciones más sencillas les resultaban incomprensibles y acudían al Maestro: «Domine, edissere nobis parabolam», Señor, explícanos la parábola. Cuando Jesús, con una imagen, alude al fermento de los fariseos, entienden que les está recriminando por no haber comprado pan . Estos eran los Discípulos elegidos por el Señor; así los escoge Cristo; así se aparecían antes de que, llenos del Espíritu Santo, se convirtieran en columnas de laIglesia. Son hombres corrientes, con defectos, con debilidades, con la palabra más larga que las obras. Y sin embargo, Jesús los llama para hacer de ellos pescadores de hombres, corredentores, administradores de la gracia de Dios»


Jesús, que entienda, que te deje sitio en mi corazón; que viendo la necesidad de personas santas en medio del mundo, no cierre los ojos; que oyendo a gritos tu llamada, no me haga el sordo.

Esta meditación está tomada de:
"Una cita con Dios" de Pablo Cardona.
Ediciones Universidad de Navarra. S. A. Pamplona

Fuente Encuentra.com


Un amigo fiel es poderoso protector; el que lo encuentra halla un tesoro. Nada vale tanto como un amigo fiel; su precio es incalculable (Ecl 6, 14-17). La amistad necesita ser protegida contra el paso del tiempo que llega al olvido, y también contra la envidia que corrompe la amistad. Seamos amigos de modo particular de nuestro Ángel Custodio; nuestro Ángel no se aleja por nuestros caprichos y defectos, conoce nuestras flaquezas y miserias, y tal vez por eso nos ame más. Pero, sobre toda amistad, debemos hacer fuerte y piadosa la amistad "con el Amigo que nunca traiciona" (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino).
 A Él siempre le encontramos, siempre está dispuesto a recibirnos y a permanecer con nosotros el tiempo que deseemos. De Él aprendemos a ser de verdad amigos de nuestros amigos. Nos espera en el Sagrario.


¡ADORA AL SEÑOR EN CUALQUIER MOMENTO!
PUEDES HACER, AHORA, ESTA ORACIÓN ANTE JESÚS SACRAMENTADO EXPUESTO EN VIVO:
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Grupo de la renovacion Carismatica Parroquia Nuestra Señora de la Paz Olivos
Avda. Maipú 3485/87, Olivos | Teléfono: (11) 4513-9960 | e-mail: parroquia.lapaz@hotmail.com

Casa de oración María Reina de la Paz
Capital Federal: Plaza 1136 Villa Ortuzar
Esta casa, que es también tuya, puedes participar de un Grupo de Oración. Para quienes deseen continuar luego de una jornada de evangelización, un camino de formación espiritual, profundizando, sanando y creciendo en la Gracia de Dios, para que se cumpla en cada uno de nosotros Su Palabra:
"Yo he venido para que tengan vida y la tengan en plenitud"(Jn. 10,10)
es esencial participar como Cuerpo de Cristo, como Iglesia, en un grupo de oración. Te invitamos a congregarte semanalmente con nosotros en algunos de los grupos de oración que nuestra comunidad ofrece




Domingo 10 de Marzo
Jornada: Las llagas de las manos de Jesús
Le pediremos a Jesús que bendiga el trabajo, el servicio y la capacidad para brindar afecto y ternura. Oraremos por la sanación de manos y brazos.



NOVENA A MARÍA REINA DE LA PAZ
¿Cuándo y cómo hacer la Novena?


La Novena a María la Reina de la Paz comienza el 16 de junio y termina el 24, Solemnidad del Nacimiento de San Juan Bautista. Recordamos que una Novena es siempre un tiempo de oración, penitencia y conversión como preparación para una gran fiesta. Las Novenas en la Iglesia Católica se popularizaron, encontrando eco en el tiempo de oración que vivió María y los Apóstoles en el Cenáculo de Jerusalén, en la espera pentecostal del Espíritu. Por tanto, cada Novena tiene como fin: introducir a los fieles con María en el Cenáculo para actualizar la gracia de Pentecostés y, por ésta, la renovación de la fe bautismal y crismal.

Concluido el período de oración, penitencia y conversión, celebramos con gozo, cada 25 de junio, la gran fiesta de María Reina de la Paz. Cabe señalar, además, que la Novena que a continuación presentamos, puede rezarse cualquier mes del año, comenzando siempre el día 16 del mes hasta el 24. De esta manera podrá servir de intercesión por la paz y podrá preparar al devoto de María para recibir el próximo mensaje que aún nos trae el 25 de cada mes.


La Virgen espera que durante su Novena, los fieles acudan a la Confesión y recen cada día el santo Rosario. Que además dediquen algún tiempo a la Adoración a Jesús Sacramentado y, de ser posible, asistan a Misa diariamente.
La oración inicial de la Novena, para todos los días, según indicación de la Virgen, es la Oración al Espíritu Santo y la conclusiva: el MAGNIFICAT. Téngase en cuenta que ella misma cada año reza esta oración durante la Novena en Medjugorje.
Este articulo ha sido tomado del sitio de Fundación Centro Medjugorje
Sitio oficial de Iberoamérica y España
Puedes rezar la Novena desde el sitio oficial, Dios te Bendiga por visitar mi blog de oracion y rezar conmigo. Carina.

Oración a María Reina de la Paz: ¡María, Madre de Dios y Madre nuestra, Reina de la Paz! Tú viniste a nosotros para llevarnos a Dios. Alcánzanos la gracia de no sólo decir: ¡Hágase en mí según Tu voluntad!, sino vivirla tal como Tú lo hiciste. Ponemos en Tus manos nuestras manos, a fin de que puedas conducirnos a Jesús en medio de todas las aflicciones y pesares. Por Cristo, Nuestro Señor. Amén. Rezar el Credo, 7 Padrenuestros, 7 Avemarías y 7 Glorias...Oh Corazón Inmaculado de María, lleno de bondad, muéstranos tu amor por nosotros. Haz que la llama de tu Corazón, oh María, descienda sobre todos los hombres. Nosotros te amamos inmensamente. Imprime el amor verdadero en nuestros corazones. Haz que nuestros corazones tengan un deseo continuo de Ti. Oh María, dulce y humilde de corazón. Acuérdate de nosotros cuando estemos en pecado. Tú sabes que todos los hombres pecan. Por medio de tu Corazón Inmaculado y materno, haz que seamos sanados de toda enfermedad espiritual. Haznos capaces de contemplar la bondad de tu Corazón maternal, a fin de que podamos convertirnos por la llama de tu Corazón. Amén.
 


lunes, 18 de febrero de 2019

Bernardita: tú que tuviste la dicha de ver a la Sma. Virgen aquí en la tierra, haz que nosotros tengamos la dicha de verla y acompañarla para siempre en el cielo. Santo Padre Once



"Los fieles deben salir fortalecidos en su fe después de una ceremonia litúrgica, con más alegría y animados a amar más a Dios." IESVS

Concédenos, Señor, tu ayuda para entregarnos fielmente a tu servicio, porque sólo en el cumplimiento de tu voluntad podremos encontrar la felicidad verdadera.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amé
n

.


Nació en Lourdes (Francia) en 1844.

Hija de padres supremamente pobres. En el bautismo le pusieron por nombre María Bernarda (nombre que ella empleará después cuando sea religiosa) pero todos la llamaban Bernardita.

Era la mayor de varios hermanos. Sus padres vivían en un sótano húmedo y miserable, y el papá tenía por oficio botar la basura del hospital. La niña tuvo siempre muy débil salud a causa de la falta de alimentación suficiente, y del estado lamentablemente pobre de la habitación donde moraba. En los primeros años sufrió la enfermedad de cólera que la dejó sumamente debilitada. A causa también del clima terriblemente frío en invierno, en aquella región, Bernardita adquirió desde los diez años la enfermedad del asma, que al comprimir los bronquios produce continuos ahogos y falta de respiración.

Esta enfermedad la acompañará y la atormentará toda su vida. Al final de su existencia sufrirá también de tuberculosis. En ella se cumplieron aquellas palabras de Jesús: "Mi Padre, el árbol que más quiere, más lo poda (con sufrimientos) para que produzca más frutos" (Jn. 15).

En Bernardita se cumplió aquello que dijo San Pablo: "Dios escoge a lo que no vale a los ojos del mundo, para confundir las vanidades del mundo". Bernardita a los 14 años no sabía leer ni escribir ni había hecho la Primera Comunión porque no había logrado aprenderse el catecismo. Pero tenía unas grandes cualidades: rezaba mucho a la Virgen y jamás decía una mentira. Un día ve unas ovejas con una mancha verde sobre la lana y pregunta al papá: ¿Por qué tienen esa mancha verde? El papá queriendo chancearse, le responde: "Es que se indigestaron por comer demasiado pasto". La muchachita se pone a llorar y exclama: "Pobres ovejas, se van a reventar". Y entonces el señor Soubirous le dice que era una mentirilla. Una compañera le dice: "Es necesario ser muy tonta para creer que eso que le dijo su padre era verdad". Y Bernardita le responde: ¡Es que como yo jamás he dicho una mentira, me imaginé que los demás tampoco las decían nunca!


Desde el 11 de febrero de 1859 hasta el 16 de julio del mismo año, la Sma. Virgen se le aparece 18 veces a Bernardita. Las apariciones las podemos leer en detalle en el día 11 de febrero. Nuestra Señora le dijo: "No te voy a hacer feliz en esta vida, pero sí en la otra". Y así sucedió . La vida de la jovencita, después de las apariciones estuvo llena de enfermedades, penalidades y humillaciones, pero con todo esto fue adquiriendo un grado de santidad tan grande que se ganó enorme premio para el cielo.

Las gentes le llevaban dinero, después de que supieron que la Virgen Santísima se le había aparecido, pero ella jamás quiso recibir nada. Nuestra Señora le había contado tres secretos, que ella jamás quiso contar a nadie. Probablemente uno de estos secretos era que no debería recibir dineros ni regalos de nadie y el otro, que no hiciera nunca nada que atrajera hacia ella las miradas. Por eso se conservó siempre muy pobre y apartada de toda exhibición. Ella no era hermosa, pero después de las apariciones, sus ojos tenían un brillo que admiraba a todos.

Le costaba mucho salir a recibir visitas porque todos le preguntaban siempre lo mismo y hasta algunos declaraban que no creían en lo que ella había visto. Cuando la mamá la llamaba a atender alguna visita, ella se estremecía y a veces se echaba a llorar. "Vaya ", le decía la señora, ¡tenga valor! Y la jovencita se secaba las lágrimas y salía a atender a los visitantes demostrando alegría y mucha paciencia, como si aquello no le costara ningún sacrificio.

Para burlarse de ella porque la Virgen le había dicho que masticara unas hierbas amargas, como sacrificio, el sr. alcalde le dijo: ¿Es que la confundieron con una ternera? Y la niña le respondió: ¿Señor alcalde, a usted si le sirven lechugas en el almuerzo? "Claro que sí" ¿Y es que lo confunden con un ternero? Todos rieron y se dieron cuenta de que era humilde pero no era tonta.


Bernardita pidió ser admitida en la Comunidad de Hijas de la Caridad de Nevers. Demoraron en admitirla porque su salud era muy débil. Pero al fin la admitieron. A los 4 meses de estar en la comunidad estuvo a punto de morir por un ataque de asma, y le recibieron sus votos religiosos, pero enseguida curó.

En la comunidad hizo de enfermera y de sacristana, y después por nueve años estuvo sufriendo una muy dolorosa enfermedad. Cuando le llegaban los más terribles ataques exclamaba: "Lo que le pido a Nuestro Señor no es que me conceda la salud, sino que me conceda valor y fortaleza para soportar con paciencia mi enfermedad. Para cumplir lo que recomendó la Sma. Virgen, ofrezco mis sufrimientos como penitencia por la conversión de los pecadores".

Uno de los medios que Dios tiene para que las personas santas lleguen a un altísimo grado de perfección, consiste en permitir que les llegue la incomprensión, y muchas veces de parte de personas que están en altos puestos y que al hacerles la persecución piensan que con esto están haciendo una obra buena.

Bernardita tuvo por superiora durante los primeros años de religiosa a una mujer que le tenía una antipatía total y casi todo lo que ella hacía lo juzgaba negativamente. Así, por ejemplo, a causa de un fuerte y continuo dolor que la joven sufría en una rodilla, tenía que cojear un poco. Pues bien, la superiora decía que Bernardita cojeaba para que la gente al ver las religiosas pudiera distinguir desde lejos cuál era la que había visto a la Virgen. Y así en un sinnúmero de detalles desagradables la hacía sufrir. Y ella jamás se quejaba ni se disgustaba por todo esto. Recordaba muy bien la noticia que le había dado la Madre de Dios: "No te haré feliz en esta vida, pero sí en la otra".

Duró quince años de religiosa. Los primeros 6 años estuvo trabajando, pero fue tratada con mucha indiferencia por las superioras. Después los otros 9 años padeció noche y día de dos terribles enfermedades: el asma y la tuberculosis. Cuando llegaba el invierno, con un frío de varios grados bajo cero, se ahogaba continuamente y su vida era un continuo sufrir.


Deseaba mucho volver a Lourdes, pero desde el día en que fue a visitar la Gruta por última vez para irse de religiosa, jamás volvió por allí. Ella repetía: "Ah quién pudiera ir hasta allá, sin ser vista. Cuando se ha visto una vez a la Sma. Virgen, se estaría dispuesto a cualquier sacrificio con tal de volverla a ver. Tan bella es".

Al llegar a la Comunidad reunieron a las religiosas y le pidieron que les contara cómo habían sido las apariciones de la Virgen. Luego le prohibieron volver a hablar de esto, y en los 15 años de religiosa ya no se le permitió tratar este tema. Son sacrificios que a los santos les preparan altísimo puesto en el cielo.

Cuando ya le faltaba poco para morir, llegó un obispo a visitarla y le dijo que iba camino de Roma, que le escribiera una carta al Santo Padre para que le enviara una bendición, y que él la llevaría personalmente. Bernardita, con mano temblorosa, escribe: "Santo Padre, qué atrevimiento, que yo una pobre hermanita le escriba al Sumo Pontífice. Pero el Sr. Obispo me ha mandado que lo haga. Le pido una bendición especial para esta pobre enferma". A vuelta del viaje el Sr. Obispo le trajo una bendición especialísima del Papa y un crucifijo de plata que le enviaba de regalo el Santo Padre.

El 16 de abril de 1879, exclamó emocionada: "Yo vi la Virgen. Sí, la vi, la vi ¡Que hermosa era!" Y después de unos momentos de silencio exclamó emocionada: "Ruega Señora por esta pobre pecadora", y apretando el crucifijo sobre su corazón se quedó muerta. Tenía apenas 35 años.

A los funerales de Bernardita asistió una muchedumbre inmensa. Y ella empezó a conseguir milagros de Dios en favor de los que le pedían su ayuda. Y el 8 de diciembre de 1933, el Santo Padre Pío Once la declaró santa.

Bernardita: tú que tuviste la dicha de ver a la Sma. Virgen aquí en la tierra, haz que nosotros tengamos la dicha de verla y acompañarla para siempre en el cielo

sábado, 16 de febrero de 2019

Santa María nos espera como Salud de los enfermos, porque obtiene la curación del cuerpo, sobre todo cuando está ordenada a la del alma.



QUÉ SIGNIFICA «ENTRAR EN LA CUARESMA»
Benedicto XVI, Ángelus del 10 de febrero de 2008

Queridos hermanos y hermanas:

Con el ayuno y el rito de imposición de la ceniza, hemos entrado en la Cuaresma. Pero, ¿qué significa "entrar en la Cuaresma"? Significa iniciar un tiempo de particular empeño en el combate espiritual que nos opone al mal presente en el mundo, en cada uno de nosotros y en torno a nosotros. Quiere decir mirar el mal cara a cara y disponerse a luchar contra sus efectos, sobre todo contra sus causas, hasta la causa última, que es Satanás. Significa no descargar el problema del mal en los demás, en la sociedad o en Dios, sino reconocer las propias responsabilidades y afrontarlo conscientemente.

A este propósito, resuena con mucha urgencia, para nosotros cristianos, la invitación de Jesús a que cada uno tome su "cruz" y lo siga con humildad y confianza (cf. Mt 16,24). La "cruz", por pesada que sea, no es sinónimo de desventura, de desgracia que hay que evitar lo más posible, sino de oportunidad para seguir a Jesús y así adquirir fuerza en la lucha contra el pecado y el mal. Por tanto, entrar en la Cuaresma significa renovar la decisión personal y comunitaria de afrontar el mal junto con Cristo. En efecto, el camino de la cruz es el único que conduce a la victoria del amor sobre el odio, del compartir con los demás sobre el egoísmo, de la paz sobre la violencia. Vista así, la Cuaresma es en verdad una ocasión de fuerte empeño ascético y espiritual, fundado en la gracia de Cristo.

Este año, el inicio de la Cuaresma coincide providencialmente con el 150° aniversario de las apariciones de Lourdes. Cuatro años después de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción por parte del beato Pío IX, María se apareció por primera vez el 11 de febrero de 1858 a santa Bernardita Soubirous en la gruta de Massabielle. Siguieron luego otras apariciones, acompañadas de acontecimientos extraordinarios, y al final la Virgen santísima se despidió revelando a la joven vidente, en el dialecto local: «Yo soy la Inmaculada Concepción». El mensaje que la Virgen sigue difundiendo en Lourdes recuerda las palabras que Jesús pronunció precisamente al inicio de su misión pública, y que volvemos a escuchar muchas veces durante estos días de Cuaresma: «Convertíos y creed en el Evangelio», rezad y haced penitencia. Acojamos la invitación de María, que hace eco a la de Cristo, y pidámosle que nos obtenga "entrar" con fe en la Cuaresma, para vivir con alegría interior y empeño generoso este tiempo de gracia.

A la Virgen le encomendamos también a los enfermos y a cuantos los asisten amorosamente. En efecto, mañana, memoria de la Virgen de Lourdes, se celebra la Jornada mundial del enfermo. Saludo de todo corazón a los peregrinos que se reunirán en la basílica de San Pedro, guiados por el cardenal Lozano Barragán, presidente del Consejo pontificio para la pastoral de la salud. Lamentablemente, no podré encontrarme con ellos, porque esta tarde iniciaré los ejercicios espirituales, pero en el silencio y en el recogimiento oraré por ellos y por todas las necesidades de la Iglesia y del mundo. A cuantos quieran recordarme ante el Señor, les expreso desde ahora mi sincera gratitud.

En este primer domingo de Cuaresma, os animo a que os dejéis llevar sin temor por el Espíritu Santo para seguir más de cerca a Cristo en su camino hacia la Pascua. Pidamos a la Virgen María que interceda por nosotros, para que sepamos responder con generosidad a la llamada que Dios nos hace a la conversión y a la renovación de nuestra fe. ¡Feliz domingo!




Santa María nos espera como Salud de los enfermos, porque obtiene la curación del cuerpo, sobre todo cuando está ordenada a la del alma. Otras veces, nos concede algo más importante que la salud corporal: la gracia de entender que el dolor, el mal físico, es instrumento de Dios. Él espera que –al aceptarlo con amor– lo convirtamos en un gran bien, que nos purifique y nos permita obtener innumerables dones para toda la Iglesia. A través de la enfermedad, llevada con paciencia y visión sobrenatural, conseguimos una buena parte del tesoro que vamos a encontrar en el Cielo y abundantes frutos apostólicos: decisiones de entrega a Dios y la salvación de personas que, sin aquellas gracias, no hubieran encontrado la puerta del Cielo.

La Virgen nos remedia también de las heridas que el pecado original dejó en el alma y que han agravado los pecados personales: la concupiscencia desordenada, la debilidad para realizar el bien. Fortalece a los que vacilan, levanta a los caídos, ayuda a disipar las tinieblas de la ignorancia y la oscuridad del error



La Virgen misericordiosa se nos muestra como Refugio de los pecadores. En Ella encontramos amparo seguro. Nadie después de su Hijo ha detestado más el pecado que Santa María, pero, lejos de rechazar a los pecadores, los acoge, los mueve al arrepentimiento: ¡en cuántas Confesiones ha intervenido Ella con un auxilio particular! Incluso a quienes están más alejados les envía gracias de luz y de arrepentimiento, y si no se resistiesen serían conducidos de gracia en gracia hasta alcanzar la conversión. “¿Quién podrá investigar, pues, ¡oh Virgen bendita!, la longitud y latitud, la sublimidad y profundidad de tu misericordia? Porque su longitud alcanza hasta su última hora a los que la invocan. Su latitud llena el orbe para que toda la tierra se llene de su misericordia”-
San Bernardo, Homilía en la Asunción de la B. Virgen María. 4, 8-9..

A Ella acudimos hoy, y le pedimos que tenga piedad de nuestra vida. Le decimos que somos pecadores, pero que queremos amar cada vez más a su Hijo Jesucristo; que tenga compasión de nuestras flaquezas y que nos ayude a superarlas. Ella es Refugio de los pecadores y, por tanto, nuestro resguardo, el puerto seguro donde fondeamos después de las olas y de los vientos contrarios, donde reparamos los posibles daños causados por la tentación y nuestra debilidad. Su misericordia es nuestro amparo y nuestra paz: Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores..



Si alguna vez nos pesan las cosas, la vida, la enfermedad, el empeño en la tarea apostólica, el esfuerzo por sacar la familia adelante, los obstáculos que se juntan y amontonan, acudamos a Ella, en la que siempre encontraremos consuelo, aliento y fuerza para cumplir en todo la voluntad amable de su Hijo. Le repetiremos despacio: Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia, vida, dulzura, esperanza nuestra... En Ella aprenderemos a consolar y alentar, a ejercer la misericordia con quienes veamos que necesitan esa ayuda grande o pequeña –una palabra de estímulo, de condolencia...– que tan grata es al Señor.

La Virgen es auxilio de los cristianos, porque se favorece principalmente a quienes se ama, y nadie amó más a quienes formamos parte de la familia de su Hijo. En Ella encontramos todas las gracias para vencer en las tentaciones, en el apostolado, en el trabajo... En el Rosario encontramos un “arma poderosa” San Josemaría Escrivá, Santo Rosario. Introducción. para superar tantos obstáculos con los que nos vamos a encontrar. Muchos son los cristianos en el mundo que, siguiendo la enseñanza ininterrumpida de los Romanos Pontífices, han introducido en su vida de piedad la costumbre de rezarlo a diario: en sus familias, en las iglesias, por la calle o en los medios de transporte
Denarios para rezar en la calle podes pedirlos aqui se enviaran

para rezar en la calle



“En mí se encuentra toda gracia de doctrina y de verdad, toda esperanza de vida y de virtud (Eclo 24, 25). ¡Con cuánta sabiduría la Iglesia ha puesto esas palabras en boca de nuestra Madre, para que los cristianos no las olvidemos! Ella es la seguridad, el Amor que nunca abandona, el refugio constantemente abierto, la mano que acaricia y consuela siempre”Amigos de Dios, 279.

Te comparto este video de este 11 de Febrero en la gruta de Mar del Plata 

Fuente www.IESVS.org.