domingo, 9 de febrero de 2020

"..Que aprenda a vivir como tu Hijo Jesús, que en esto consiste la filiación divina: sentirse y vivir como hijo de Dios que soy."



Hola Buen Domingo de la Mano de Maria!!!

Hoy tuve un sueño muy raro, soñé que iba a mucha velocidad en el aire observaba todo como se alejaba a una gran velocidad, caminos recorridos, veía gente pasar que me saludaba mientras seguía yéndome hacia arriba, en el aire... fue raro debo decir, luego desperte, y rogue a Dios Padre dando gracias por la vida, por un dia mas , por tantas horas que me regalo, sin pedir nada a cambio. También refleccione mientras hacia los quehaceres de la casa, en momentos vividos, en la gente que he conocido a lo largo de la vida. Me detuve a pensar "y si cada diez años que vivimos quemamos etapas? y si cada Diez años de Vida , Dios, nuestro Padre nos da una oportunidad mas para hacer las cosas bien, en el caso de que nos hallamos equivocado?, me acordaba del tiempo pasado, como cada diez años, vivi experiencias diferentes, algunas muy lindas, y otras no tanto, pero que me sirvieron para empezar otra vez, con mas fuerzas que antes.

Hoy deseo agradecer la Vida, cada minuto de vida que Dios Padre en Su gran Amor y misericordia, nos da. Por eso voy a rezar en este espacio humilde y compartirlo con los que lo visitan, agradezcamos oremos Unidos, y una vez mas empecemos de nuevo


El camino que sigue de cerca las pisadas de Cristo está lleno de alegría, de optimismo y de paz, aunque estemos siempre cerca de la Cruz.Mientras nos encontremos en la tierra hemos de contar con las dificultades como algo normal. San Pedro ya advertía a los primeros cristianos: Carísimos, cuando Dios os pruebe con el fuego de las tribulaciones, no lo extrañéis como si os aconteciese una cosa muy extraordinaria (1 P 4, 12).

El Señor permite con frecuencia que venga la contradicción sobre aquellos que más quiere para que den más fruto aún: todo sarmiento que unido a la vid da más fruto, lo poda para que dé más fruto (Juan 15, 2).
 Pero Jesús nunca nos deja solos; Jesús está siempre junto a los suyos, especialmente cuando más se hace el peso de la vida. Si alguna vez tropezamos con una contrariedad más grande, también el Señor nos dará una gracia mayor.

Una Palabra de la Biblia 
Y partiendo de allí se fue hacia la región de Tiro y de Sidón. Y habiendo entrado en una casa deseaba que nadie lo supiera, pero no pudo permanecer oculto. Al punto, en cuanto oyó hablar de él una mujer cuya hija tenía un espíritu inmundo, entró y se echó a sus pies. La mujer era griega, sirofenicia de origen. Y le rogaba que expulsara de su hija al demonio. Y le dijo: Deja que primero se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perrillos. Ella respondió diciendo: Señor también los perrillos comen debajo de la mesa las migajas de los hijos. Y le dijo: Por esto que has dicho, vete, el demonio ha salido de tu hija. Y al regresar a su casa encontró a la niña echada en la cama, y que el demonio había salido.» (Marcos 7,24-30).

Jesús, esta mujer griega me ayuda a seguir pidiendo con perseverancia, aunque a veces me sienta como un extraño, o me vea indigno, después de ser tan poco generoso contigo.

«Señor no soy digno de que entres en mi casa» (Mateo 8,8), pero sé que Tú estás pendiente de mí, que no me dejas.

«Pedid y recibiréis…»: lo repite para recomendar a justos y pecadores la confianza en la misericordia de Dios, y por eso añade: «todo el que pide recibe»; es decir ya sea justo, ya sea pecador no dude al pedir para que conste que no desprecia a nadie» (San Juan Crisóstomo).
Jesús,
Porque prefieres darte a conocer a través de tus discípulos.
La mujer del evangelio de hoy se acercó a Ti en cuanto oyó a otros hablar de tu presencia.
También hoy esperas que tus discípulos hablemos de Ti a los demás.

Pero, ¿quién soy yo para semejante misión?
¿No soy yo un poco indigno, sin preparación, sin virtud, sin suficiente fe?
Sí, es cierto.

Pero también es cierto que soy hijo de Dios, y que Tú esperas más de mí que de otros, porque también me das más: «el pan de los hijos»,la Sagrada Comunión.

«¡Qué deuda la tuya con tu Padre-Dios! -Te ha dado el ser la inteligencia, la voluntad…; te ha dado la gracia: el Espíritu Santo; Jesús, en la Hostia; la filiación divina; la Santísima Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra; te ha dado la posibilidad de participar en la Santa Misa y te concede el perdón de tus pecados, ¡tantas veces su perdón!; te ha dado dones sin cuento, algunos extraordinarios…

-Dime, hijo: ¿cómo has correspondido?, ¿cómo correspondes?» (Forja.-11).
Dios mío, yo soy, por el Bautismo, hijo tuyo.

¡Cuánto me has dado!

Puedo recibir a Jesús en la Comunión, puedo pedirte perdón en la Confesión, puedo vivir mi vida humana de modo divino, es decir, llena de sentido, llena de fecundidad: todos mis actos, todos mis esfuerzos, todas mis penas y alegrías, tienen valor eterno si las hago por Ti.

¡Qué deuda tengo contigo, Señor!

¿Cómo correspondo?

¿Me doy cuenta de que me quieres como un padre a su hijo más pequeño, de que estás pendiente de todas mis necesidades?

¿Cómo me tengo que comportar de ahora en adelante, sabiendo que todo lo que hago y dejo de hacer te importa, y te importa mucho?
Señor, soy indigno, soy débil, soy inconstante, soy un poco egoísta.
Pero Tú quieres saciarme, puesto que eres mi Padre: «deja que primero se sacien los hijos».
Sáciame de tu amor; sáciame de tu perdón; sáciame cuando te reciba en la Sagrada Comunión.
Que aprenda a vivir como tu Hijo Jesús, que en esto consiste la filiación divina: sentirse y vivir como hijo de Dios que soy.

Esta meditación está tomada de:
"Una cita con Dios" de Pablo Cardona.
Ediciones Universidad de Navarra. S. A. Pamplona.


Del Señor sólo nos llegan bienes. Cuando permite el dolor, la contrariedad, problemas económicos o familiares, es que desea para nosotros algo mejor.

Un día, Santa Teresa en medio de una catástrofe le reclamó al Maestro: "¡Señor, entre tantos daños y me viene esto!" Y Jesús le respondió: "Teresa, así trato Yo a mis amigos". Y la Santa, llena de ingenio y de amor, le contestó: "¡Ah, Señor, por eso tenéis tan pocos!" (M. AUCLAIR, La vida de Santa Teresa) 

Quiere el Señor que llevemos las contradicciones con paz, reciedumbre, con alegría y confianza en Él como lo hicieron los santos;, con sencillez y humildad para no inventarnos problemas y dolores: somos hijos de Dios, y jamás nos faltará la gracia para salir adelante con un mayor bien. En medio de las dificultades, con gran confianza en el Señor, también acudamos a Santa María, refugio y fortaleza nuestra, y lo que nos parecía tan costoso se hará más llevadero.

Esta Meditación como todas las que que me gusta meditar con la palabra de Dios son tomadas del sitio www.encuentra.com te invito a que lo visites, encontraras material para tu apostolado y crecimiento espiritual


¿Tiempo perdido? es aquel en el cual no nos entusiasma ya nada, ni disfrutamos tampoco de nada, ni amamos a nadie.

¿Tiempo perdido? Aquel en el cual cruzamos por un lugar o un momento, sin tener plenamente conciencia de ello por estar siempre añorando al otro tiempo: al ya muerto, o preocupándonos por aquel que aún no ha nacido.

¿Tiempo perdido? Aquel en el cual no se aprende ya nada, ni damos nada, ni esperamos nada de nadie; aquel que construimos con mil esperanzas amortajadas o tan sólo un intento fallido.

¿Tiempo perdido? Aquel en el cual nos culpamos de todo, odiamos a todos y sufrimos de todo, permitiendo que un estúpido miedo o un abrupto enojo nos convierta en un individuo vencido.

¿Tiempo perdido? Aquel que, de repente y sin darnos cuenta, ya se ha ido por guardar avariciosamente una espontánea sonrisa, un dulce “te quiero” , un esperado perdón o un olvido.

¿Tiempo perdido? Aquel en el cual nunca nos atrevimos a hacer ya nada por el miedo a perderlo todo o para evitar esa burla de pretender cambiar lo que es inmutable o prohibido.

¿Tiempo perdido? Aquel en el cual decidimos guardar tras un viejo armario el respeto a los demás o a nosotros mismos y en el que, además, cínicamente gritamos: “¡que bien a mí me ha ido!”

¿Tiempo perdido? Aquel que se aparece en el umbral de nuestra muerte y al cual le echamos la culpa de todo lo que fallamos o de la mala suerte, en vez de reconocer que a Dios lo pusimos siempre de lado y en un lugar escondido.

¿Tiempo perdido? Aquel que, tú y yo, permitamos que siga fluyendo sin mayor conciencia, amor o esfuerzo, evitando de esa forma que nuestro ser pueda al 100% vivirlo.

Autor: Eduardo Orellana

"Ya es tiempo de que nos unamos más estrechamente; ya estás en el atardecer de tu vida, que nada falte en los preparativos de tu fiesta. Y si nos amamos tú y Yo, ¿cómo no llegar a la Unión?"..


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