SABIDURIA Y CAMBIO
Saber cambiar es saber vivir. Y la clave está en la unión de dos valores: sabiduría y cambio.
La sabiduría nos ayuda a discernir qué conviene conservar y qué conviene desechar o renovar.
Luego, con decisión y entusiasmo, cambiamos lo que hay que cambiar y así salimos del estancamiento o la mediocridad.
No es fácil cambiar, sobre todo para los orgullosos y los comodones. A ellos siempre los deja el tren de la historia.
Ejemplos de lo valioso que es saber cambiar hay miles y uno nos lo ofrece el mundo de la perfumería.
En 1921, Coco Chanel se alejó de los olores florales predominantes y mezcló 60 fragancias para un nuevo perfume.
En lugar de un nombre poético o seductor usó una cifra y lo bautizó #5, algo que causó sensación.Además, se atrevió a usar un envase pequeño y no los grandes frascos que estaban de moda. Su éxito fue clamoroso porque supo cambiar y supo arriesgarse
Imagen del sitio Mis cosas de Carlos Alberto |
(J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Forja).
De las contradicciones hemos de sacar muchos frutos. No sólo no deben hacernos perder la paz, ni ser causa de desaliento o de pesimismo, sino que han de servirnos para enriquecer el alma, para ganar en madurez interior, en fortaleza, en caridad, en espíritu de reparación y de desagravio, en comprensión; podemos esforzarnos en nuestros deberes cotidianos; hacer un apostolado más eficaz. El Señor se valdrá de esas horas de dolor para hacer el bien a otras personas. La Virgen Nuestra Madre, que nos ayuda en todo momento, nos oirá particularmente en los más difíciles, "... pídele que te obtenga de la trinidad Beatísima más gracias..... para que cuando en la vida parezca que sopla un viento fuerte, seco, capaz de agostar esas flores del alma, no agoste las tuyas, ni la de tus hermanos"
De las contradicciones hemos de sacar muchos frutos. No sólo no deben hacernos perder la paz, ni ser causa de desaliento o de pesimismo, sino que han de servirnos para enriquecer el alma, para ganar en madurez interior, en fortaleza, en caridad, en espíritu de reparación y de desagravio, en comprensión; podemos esforzarnos en nuestros deberes cotidianos; hacer un apostolado más eficaz. El Señor se valdrá de esas horas de dolor para hacer el bien a otras personas. La Virgen Nuestra Madre, que nos ayuda en todo momento, nos oirá particularmente en los más difíciles, "... pídele que te obtenga de la trinidad Beatísima más gracias..... para que cuando en la vida parezca que sopla un viento fuerte, seco, capaz de agostar esas flores del alma, no agoste las tuyas, ni la de tus hermanos"
(J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Forja)
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